OPINIÓN    

Significado del conocimiento

Alberto Zuazo Nathes



Resulta sorprendente y hasta impresiona que en tiempos lejanos no se hubiera tenido presente el significado del conocimiento. A pesar de que la vida humana estaba rodeada de elementos indispensables para guardar en la mente y naturalmente ponerlos en práctica, ocurría que no se tenía conciencia de todo ello, lo más significativo es que pasaba filosóficamente desapercibido.

A propósito, el escritor alemán Johannes Hessen, nacido en Renania en 1889, siendo profesor universitario publicó en octubre de 1925 el valioso libro “Teoría del conocimiento”, impreso en formato pequeño, abarca solo 156 páginas. Pero tuvo el talento suficiente para abordar todos los pormenores que ilustran de manera suficiente cuanto debe conocerse de la materia, cuya valía atañe a todos, porque el conocimiento es el mayor recurso de vida de los seres humanos.

En el Prólogo resume ya cuanto concierne a la teoría del conocimiento, en solo tres puntualizaciones: el método fenomenológico al servicio de la teoría del conocimiento, una discusión detenida del problema de la intuición y la teoría especial del conocimiento, desde una visión general.

Abordar el tema se lo podría entender como un simple afán distractivo, pero no es así, toda persona, aun siendo simple lectora de diarios, debiera ser atendida con algo más que la noticia del día, es decir con ciertos pormenores culturales, expuestos con la mayor sencillez posible para su fácil comprensión.

Empero, para tales efectos, a veces es inevitable dar una pequeña mirada a la filosofía, no precisamente en sus profundidades, sino en aquello que tienda a facilitar la comprensión del tema que se expone, pero con la condición de que sea lo más accesible posible al conocimiento del lector de un diario, porque es la vía idónea para servirlo mejor.

A manera de síntesis, Hessen define la esencia de la filosofía con estas pocas palabras: La filosofía es una autorreflexión del espíritu, tanto desde su conducta valorativa en lo teórico como en lo práctico.

El autor anota que se puede hacer una reflexión del espíritu sobre sí mismo, como medio de llegar a formarse una imagen del mundo en el que vivimos, lo que implica, a su vez, adentrarse en una visión metafísica (figurativamente oscuro y difícil de comprender) del universo.

En el fondo el tema es una teoría, procura ser una explicación e interpretación filosófica del conocimiento humano. Para el efecto, hace falta leer con detenimiento, no tratar de establecer lo que es propio de un conocimiento determinado, sino lo que es esencial para acceder a la estructura general del texto.

“El conocimiento -expresa Hessen- puede definirse como una determinación del sujeto sobre el objeto… pero lo determinado no es el sujeto pura y simplemente, sino tan sólo la imagen del objeto en él. Esta imagen es objetiva. Siendo distinta del objeto, se halla en cierto modo entre el sujeto y el objeto. Esta receptividad no significa, empero, pasividad. Por el contrario, puede hablarse de una actividad y espontaneidad del sujeto en el conocimiento. Ésta no se refiere, sin embargo, al objeto, sino a la imagen del objeto, en que la conciencia muy bien puede tener parte, contribuyendo a engendrarla”.

Como se observará, el conocimiento tiene muchos razonamientos y consideraciones, pues sus implicaciones son múltiples, en lo que atañe a lo objetivo y a la pasividad, por lo que sus características implican sobre todo un esfuerzo mental más exigente de lo habitual.

La amplitud del conocimiento implica también una demostración de la capacidad infinita que tiene la mente, pues los informes científicos hablan de que el cerebro tiene cientos de millones de neuronas.

En oportunidad reciente, en un programa cultural de la televisión se mostró el interior del cerebro como una telaraña, con infinitud de ramificaciones de las células nerviosas. Se habló de que en total serían más de 100 millones de éstas.

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