OPINIÓN    

El muro de El Alto

Hernán Zeballos



Con la renuncia de Evo Morales y su salida del país para instalarse en México como asilado político, donde está recibiendo un trato magnífico, con una pensión que le han brindado los congresales de ese país que se aproxima a los 10.000 dólares/mes, provisión de un vehículo y una guardia de seguridad impresionante, parecería que está viviendo mucho mejor que en su modesta “Casa del pueblo”.

Qué suerte la de este personaje nacido en una modesta vivienda en Orinoca y con una muy escasa formación educativa. Esto me recuerda algunos hechos históricos que, como referencia, tal vez deberían permitirnos tener una visión clara sobre lo que nos espera si se insiste en retornar a un modelo socialista como el de Cuba, donde se requiere de una libreta de racionamiento para comer o el de Venezuela, de la cual han huido más de 4 millones de habitantes para no morir de hambre.

La primera experiencia: Apenas consolidado el poder revolucionario, el Segundo Congreso de los Sóviets de Diputados Obreros y Soldados de toda Rusia designó el Gobierno de comisarios del pueblo, el Consejo de Comisarios del Pueblo o Sovnarkom, presidido por Lenin.

Tras la derrota de Alemania, invadió los territorios cedidos anteriormente y denunció el Tratado de Brest-Litovsk, pero los países aliados reaccionaron con un incremento de la ayuda contrarrevolucionaria, y tropas checas, turcas y británicas colaboraron con los rusos blancos y los cosacos en los propósitos de la restauración monárquica.

En 1920 el Gobierno de Moscú, Sovnarkom, reconoció la independencia de Estonia, Lituania, Letonia y Finlandia, y debió ceder parte de Bielorrusia y Ucrania a Polonia. Ante la imposibilidad de una derrota bélica del régimen soviético, los países capitalistas decidieron establecer un «cerco sanitario» que paralizara la propagación revolucionaria.

Pero la desaparición de divergencias políticas exteriores no evitó la existencia de distintas tendencias dentro del Partido. Canalizadas inicialmente por Lenin, se agudizaron en el momento de su sucesión (1924). La disolución de la Unión Soviética o la disolución de la URSS fue la desintegración de las estructuras políticas federales y el gobierno central de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), que culminó en la independencia de las quince Repúblicas de la Unión Soviética entre el 11 de marzo de 1990 y el 25 de diciembre de 1991.

¿Por qué desapareció la URSS? Sencillo, el modelo los condujo a la pobreza. En el periodo de la URSS se creó el Muro de Berlín, fue un muro de seguridad que formó parte de la frontera interalemana desde el 13 de agosto de 1961 hasta el 9 de noviembre de 1989. Rodeaba y separaba la zona de la ciudad berlinesa encuadrada en el espacio económico de la República Federal de Alemania (RFA), Berlín Oeste, de la capital de la República Democrática Alemana (RDA) entre esos años.

Es el símbolo más conocido de la Guerra Fría y de la división de Alemania. Este muro era denominado en la RDA «Muro de Protección Antifascista» y por parte de los medios de comunicación y parte de la opinión pública occidental como «muro de la vergüenza».

En 1987 con motivo de una visita a Berlín para asistir a la Feria Verde de esa ciudad, tuve oportunidad de conocer el Muro y pasar del lado Occidental al Oriental.

El contraste era impresionante, mientras que en el Berlín Occidental se veía intensa actividad comercial y ciudadana, automóviles de lujo, sobre todo Mercedes Benz, en el Oriental la pobreza era la característica, se veía circular pocos vehículos de viejos modelos y la gente vestía pobremente. Un contraste que me hizo reflexionar sobre la diferencia entre los dos modelos.

A poco que se disolvió la URSS, un compañero norteamericano de Madison, Wisconsin, presidía la delegación norteamericana que fue a asesorar a esta nación para reconvertir su economía en el modelo capitalista. Y los bloqueadores de El Alto quieren retornarnos a un modelo que conduce a la pobreza. ¡Bolivianos!, peleemos por la salud de nuestra economía y no permitamos que nos conduzcan a un modelo político económico equivocado.

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