OPINIÓN    

Mauricio Hochschild

Hernán Zeballos



Todos recordamos ese largo período, relativamente reciente, de la época en la que nuestra economía dependía de la minería y en esa etapa los nombres de los tres personajes que tenían el control de esta actividad, sus nombres: Hochschild, Patiño y Aramayo, los denominados “barones del estaño” y con ese control todo el andamiaje político. El trabajo que comentaré hoy trata de la vida de Mauricio Hochschild, obra de León E. Bieber que, como lo resume la presentación de este trabajo, “son tratados tres aspectos sobre Moritz (Mauricio Hochschild) (1881- 1965). Su carrera profesional hasta que se alejó definitivamente de Bolivia a mediados de 1944, su apoyo a la ola inmigratoria judía que llegó a este país entre 1938 y 1940, así como las contrariedades enfrentó, particularmente en la fase tardía de su vida”.

M.H. nació en 1881en la pequeña ciudad de Biblia, cercana a Frankcfort, entre 1900 y 1905 cursó estudios superiores en la Escuela de Minas en Freiberg, graduándose como licenciado en ingeniería de minas, en 1921 le otorgaron el título de doctor en la misma especialidad.

En 1905, con 24 años de edad, empezó a trabajar con la Metallgesselschaft AG en Francfort, la cual en esos momentos “probablemente fue la empresa comercializadora de minerales y metales más poderosa en el mundo”. Al poco tiempo de su ingreso a esa sociedad anónima, ésta lo envió primero a España y seguidamente a Australia, donde, entre 1908 y 1911, trabajó en calidad de administrador de una mina de cobre.

Posteriormente aterrizó en Chile, donde se desempeñó con gran éxito como comprador y exportador de minerales hasta 1914. También se convirtió en representante de venta de maquinaria, equipos, materiales y grandes instalaciones industriales. Durante la Primera Guerra Mundial vivió en Alemania. En 1919 regresó a Chile y en 1921 pasó a radicar en Bolivia, país donde residiría los subsiguientes 23 años, hasta 1944.

A partir de ese momento, nuestro personaje se conectó con los mayores empresarios y autoridades del país minero, para convertirse en una agencia compradora de minerales. Con agencias en Oruro, Potosí, Tupiza, Arequipa y La Paz y una central en Valparaíso conformó una empresa mercantil multinacional. Luego inició procesos preindustriales con los cuales logró procesar yacimientos de baja ley, así la legendaria compañía Huanchaca sobrevivió hasta la segunda mitad del Siglo XX.

En alianza con Patiño y Aramayo hizo uso de artimañas para evadir impuestos al gobierno boliviano, e influir en los gobernantes de turno para disponer políticas que les permitieron consolidar sus grandes fortunas, sometiendo a sus trabajadores a explotación y bajos salarios.

De otra parte, por las fuertes migraciones que se dieron desde Alemania por la acción negativa del Tercer Reich sobre los judíos de ese país, tuvieron un fuerte apoyo financiero de Hochschild a la Refugee Economic Corporation para facilitar la migración a Bolivia, Chile, Perú y Argentina y su gradual asimilación en estos países.

Con visión de futuro, y por la escasa producción de alimentos en Bolivia, pese a disponer de amplio territorio en el norte de La Paz. Nor Yungas y el oriente boliviano, estableció un programa de colonización en esos territorios, para grupos específicos que vinieron de Europa, iniciativa que fracasó debido a la preferencia de los judíos por trabajos en las ciudades de La Paz y Cochabamba.

«Hombre de negocios, consagrado casi por completo al trabajo, viajero incansable, razón por la cual pernoctó una buena parte de su vida en hoteles, enemistado, más de una vez, con su único hijo, con una primera esposa fallecida, a la que siguió un tormentoso segundo matrimonio que fracasó dos veces”, lo han afirmado dos personas que lo conocieron de cerca que era «un hombre terriblemente solitario buscando compañía para no estar solo» y que estaba «casi patéticamente agradecido por ser invitado al hogar de alguien para una cena”.

Esta biografía no toca de manera directa su papel en los problemas políticos del país, ni su final como uno de los factores influyentes que determinaron las acciones para el fenómeno de abril de 1952. Pero, es un libro de lectura grato.

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