EDITORIAL    

Prohibido dañar ornato con propaganda política



La Municipalidad de La Paz ha recordado a las fuerzas político-partidistas la vigencia de disposiciones que prohíben causar daños al ornato público con propaganda; pero este recordatorio ha sido práctica en cada proceso pre-electoral del pasado y, además, las promesas de establecer controles para evitar abusos y atentados contra la ciudad; sin embargo, la propaganda subsiste en muchos barrios -especialmente la zona sur, Miraflores, Sopocachi y otros sitios- considerados “ideales y apropiados” para ser pintarrajeados. El propio municipio ha dispuesto el limpiado de esos espacios, pero algunos partidos han hecho caso omiso y su propaganda se ve hasta ahora; tampoco se ha sabido que hubo multas o sanciones para quienes han incumplido las disposiciones.

Los partidos políticos, conjuntamente sus candidatos, demuestran poco o ningún interés en que sus adherentes o militantes -muy especialmente áulicos e incondicionales- cumplan con las disposiciones legales que prohíben atentar contra el ornato de la ciudad; al contrario, buscan y encuentran los sitios más aptos para desplegar propaganda sucia, irrespetuosa, contraria a principios elementales de respeto al pueblo y a los mismos candidatos considerados rivales o contrarios. La frase “dejar hacer y dejar pasar” estará en boga en el tiempo que falta para el proceso electoral porque parece que “así conviene” para ganar votos. Lo cierto es que la propaganda chabacana, sucia, irrespetuosa no logra adeptos y menos votos, no consigue convencer a un pueblo que querría decencia y buenas costumbres, que busca de cada candidato consideración y respeto sin conseguirlo.

Los candidatos tendrían que sopesar debida, honesta y responsablemente, los efectos que tienen la publicidad y propaganda que es contraria a lo que ellos pregonan como parte de la campaña; es decir, si reflejan evidentemente que hay deseo de amar, servir y respetar al pueblo, condiciones que no ven ni esperan los áulicos que “se venden por un plato de lentejas” y hacen lo que más daño cause al contrario del “jefe”. Esta es realidad que no tienen en cuenta los partidos y permiten que la mala publicidad y pésima propaganda cause más daño que bien.

Los candidatos a la Presidencia de la República, los candidatos elegidos ya “a dedo” para senadores y diputados plurinominales deben tener en cuenta que el pueblo sopesa a cada uno de ellos y tiene conciencia de que cada uno, al permitir la propaganda sucia demuestra, simplemente, cómo será, cómo actuará y cuán poco cumplirá cuando desempeñe el cargo que logre, conforme a los resultados eleccionarios; en otras palabras, la propaganda muestra la calidad de cada candidato y de cada partido.

El pueblo votante, consciente de sus deberes y responsabilidades, sabrá a qué atenerse con quienes obren contrariamente a principios de moral, consideración y respeto en la publicidad y propaganda que, en todo caso, debe ser constructiva, consciente y responsable, como reflejo y muestra de lo que es el candidato.