EDITORIAL    

Golpe de Estado y burocracia evista



Con la energía que caracteriza, el Ministro de Gobierno denunció que el evismo, depuesto del poder el año pasado, prepara “un golpe” para destronar al sector de poder encabezado por Jeanine Áñez y del cual él forma parte esencial. Al mismo tiempo, destacó que “se cometió un error” al haber permitido que gran parte del aparato del Estado quede en manos del partido de Evo Morales para sabotear las funciones que corresponden a la mandataria.

Sin lugar a duda, se trata de una notable confesión de la citada autoridad, aunque tardía, pues esas evidencias fueron destacadas, de forma insistente, por la prensa, en especial EL DIARIO, informaciones que no fueron tomadas en cuenta si no siete meses más tarde, no se sabe si por lenidad, si no fueron leídas o no se consideró lo que en términos tradicionales se conoce como opiniones del “cuarto poder del Estado”.

Por otro lado, esas declaraciones ministeriales, en honor a la verdad histórica, no son del todo claras, pues el evismo, pese a haber sido erradicado del poder, sigue en función de gobierno y no está ahí solo por su deseo, sino por ley promulgada por el Órgano Ejecutivo el 21 de enero pasado, disposición por la cual el partido derrocado por la insurrección popular de noviembre se prorrogó por ley en el poder, ocupando todas las funciones que detentaba hasta entonces y de las que había sido expulsado ignominiosamente por causar graves daños a la Nación, al Estado y el pueblo.

No es solo que el masismo quiere derrocar a Jeanine Áñez, sino que está en forma concreta en esos ajetreos con la finalidad de hacer renunciar y desplazar a la presidenta y hacerse de todo el poder ejecutivo del país, una vez que los otros poderes del Estado están totalmente en sus manos y los maneja arbitrariamente, como ocurre con el Poder Legislativo que utiliza en función gobernante, imponiendo inclusive sus decisiones al Ejecutivo, con abiertas y ocultas amenazas y ultimátum si no promulga sus decisiones.

Esos aspectos confirman que el gobierno de Jeanine cometió un “gravísimo error” al promulgar la Ley del 21 de enero, aprobada e impuesta por la mayoría parlamentaria evista y por el cual el masismo no salió del poder y se quedó en él.

Sin embargo, todo tiene solución, excepto la muerte. El gobierno de Jeanine, sus socios y algunas instituciones y jefes políticos venidos a menos cometieron un “gravísimo error” al dejar al MAS en el poder y lo admiten, lo cual es correcto. Pero eso no es suficiente, ahora deben corregirlo. Aún más, no repetirlo, lo cual no solo sería un crimen, sino una estupidez.