Las personas con capacidad diferente claman atención

Intento por ingresar a la Plaza Murillo concluye con un brutal encontronazo

Después de dos horas de continuo forcejeo con la Policía, varios miembros de la “caravana de la integración” se desmayaron y al menos 20 efectivos de la institución del orden quedaron heridos en la reyerta.


El contingente policial asistido por escudos, sogas y gases, resiste el incansable esfuerzo de al menos 40 discapacitados movilizados que pretenden ingresar al kilómetro cero para exigir una renta de 3.000 bolivianos.
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Una batalla desigual entre las personas con capacidad diferente, que intentaban ingresar a la Plaza Murillo y la fuerza policial concluyó con sillas de ruedas desarmadas, muletas desparramadas, golpeados de ambos bandos y una violencia inusual.

El forcejeo que subió de tono a medida que pasaban los minutos se inició a las 14.30 y por más de dos horas se advirtió la violencia que dejó atónitos a los circunstantes y motivó la protesta de quienes reclaman una ley que permita a las personas con discapacidad grave y muy grave contar con un ingreso anual de Bs 4.800.

En la escena aparecieron fierros, palos, piedras, escudos policiales y acciones desenfrenadas, en primera instancia de las personas en sillas de ruedas y sus acompañantes y la respuesta policial del mismo tono para frenar la intemperancia.

La denominada “caravana de la integración”, compuesta por personas con capacidades diferentes arribó al kilómetro cero conjuntamente con otras organizaciones afines. A las 15.00 llegaron a las calles adyacentes de la Plaza Murillo, donde la Policía impidió su ingreso.

En un último intento de ingreso a la plaza central de La Paz, dos de los integrantes de la caravana se desnudaron totalmente, justo cuando caía una fina llovizna, lo que motivó la consternación de algunos curiosos que estaban por el lugar.

Los propios medios de comunicación se encontraron con limitaciones en su tarea en un momento en que volaban muletas y las piedras iban sin destino fijo, mientras la Policía también se mostraba intemperante.

El diputado Jaime Estívariz, dirigente de los discapacitados, protestó en forma vehemente por lo que calificó como “represión brutal e inmisericorde y que esta orden salió del presidente Evo Morales, que en su criterio, será el responsable de cualquier hecho lamentable que pueda producirse por la situación presentada”.

La columna de discapacitados bajó de El Alto a las 10:00 con una concentración previa en el peaje de la autopista junto a organizaciones que aglutinan a la población de personas con capacidades diferentes, entre ellas asociaciones y federaciones de diferentes departamentos del país.

Con muletas, bastones, sillas de ruedas, la marcha descendió por la autopista, a la cabeza del diputado Estívariz; centenares de personas entre niños jóvenes y adultos discapacitados acompañados por sus familiares, enarbolaron varias banderas bolivianas de distintos tamaños.

Los niños con capacidades diferentes encabezaban la marcha, algunos con las manos en las muletas, otros sentados en sus sillas de ruedas, o simplemente, iban cargados por sus madres. Los estribillos que mencionaban los adultos, como “Queremos tener los mismos derechos de todos” o “Señor presidente sea justo y no nos discrimine”, llamaban la atención de los circunstantes.

En el intento de llegar lo más antes posible al kilometro cero, para dialogar con el presidente Morales, sólo programaron dos descansos durante el recorrido por la autopista.

“Tenemos que llegar lo más pronto posible a la Plaza Murillo para dialogar con el Presidente, porque no es posible que quieran convencernos y confundir a la opinión pública con el bono de 1.000 bolivianos, si fuera así, los discapacitados considerados muy graves y graves, sólo tendrán Bs. 2.70 por día mientras que los ciegos tiene Bs. 13.20 y los presos en las cárceles reciben Bs. 8”, señaló el presidente de la Confederación de las Personas con Discapacidad, , mientras empujaba su silla de ruedas con la ayuda de un muchacho.

En tanto, la población al arribo de la caravana a la Sede de Gobierno, respondió con muestras de solidaridad proporcionándoles alimentos como frutas, comidas, refrescos, además de algunas golosinas como pipocas, chocolates y dulces para los niños.

Para el control del estado de salud que se encontraban los marchistas de la caravana, se desplegaron varias unidades del servicio médico departamental, como la red de ambulancias 165 del Hospital de Clínicas del municipio paceño, lo propio ocurrió con el Servicio Departamental de Salud (Sedes), además de los bomberos y otras instituciones no gubernamentales.

Varios marchistas sufrieron descompensaciones en medio camino, algunos sufrieron ataques de epilepsia, y otros empezaron a sentir síntomas de desmayos por el esfuerzo de más de tres meses, por lo que los bomberos y las ambulancias tuvieron que trasladar a estas personas inmediatamente a las carpas de la vigilia de la Plaza de San Francisco, para su recuperación, y a los más graves los llevaron al Hospital de Clínicas.

 
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