Asalto al patrimonio paceño

Sin respeto, el Gobierno Central dispone de una serie de bienes integrantes del patrimonio paceño para destinarlos a fines distintos a los de su original naturaleza. Entre ellos se encuentra la edificación y predios de la que fue la Estación de Ferrocarril La Paz-Guaqui, conocida como Estación Peruvian. Funcionó hasta el cierre de ese servicio, no obstante su utilidad alternativa hacia puertos peruanos surcando el lago Titicaca, mediante trasbordo a embarcaciones que atracaban en el puerto de Puno.

En la década de los años 60 del pasado Siglo -en el que La Paz sufrió una serie de atropellos y despojos de bienes e instalaciones- la ex Estación fue convertida en Escuela Naval, institución que desde septiembre de 2013 dispone de una moderna infraestructura en Carcaje, departamento de Cochabamba, abarcando una variedad de instalaciones, pabellones, aulas y una serie de campos deportivos en una superficie de 119 hectáreas, obra que llena a satisfacción su finalidad.

En el lugar que ocupaba la Escuela Naval funciona al presente la Unidad Educativa dependiente de la Fuerza Naval, pese a que debía haber sido retornada a la Alcaldía Municipal con agradecimientos por el largo tiempo de lo que no podía haber sido sino un préstamo o comodato. No sucedió así, ni se conoce ninguna gestión o acción legal restitutiva que la entidad edil hubiere formalizado. La actual Unidad Educativa colinda con la Terminal de Buses que, a su vez, fue la primera Estación de Ferrocarril de la ciudad, motivo por el que existe un movimiento vecinal en Challapampa (avenida Perú, final Uruguay, etc.) para ampliar la Terminal sobre una parte de los extensos terrenos que albergan a dicho Colegio.

La reclamación se expresó a fines de marzo pasado, siendo reprimida por efectivos navales. Sin llegar a extremos, se acordó un cuarto intermedio entre la Alcaldía Municipal y la dependencia castrense situación que, se supone, debe culminar con el reconocimiento por lo menos en parte de los derechos municipales para beneficio público, posibilitando ofrecer alguna comodidad a los usuarios y espacio a los buses interdepartamentales que operan en la Terminal.

La comodidad del establecimiento educativo se encuentra a salvo y la paceñidad espera se honre su reivindicación en ese sector. Debe comprenderse que en los primeros años del Siglo XX, cuando las bocinas de las locomotoras resonaban por vez primera en las altas latitudes de La Paz, todo el gran perímetro hoy flanqueado por avenidas y viaductos tuvieron como objetivo asegurar espacio previsible al enorme movimiento ferroviario. Lógico es entonces pensar que parte del predio se destinara a la estación La Paz-Guaqui (Peruvian) y que por consiguiente fue y es parte del patrimonio legítimo de la ciudad de La Paz.