[Boris Santos Gómez]

Ley para el sector eléctrico boliviano


En Bolivia urge que el Estado atienda al sector eléctrico dotándole de nuevos marcos legislativos y regulatorios fortaleciendo roles de las entidades involucradas, un poco reproduciendo el modelo CRE Comisión Regulatoria de Energía de México que tiene por misión “regular de manera transparente, imparcial y eficiente las industrias del gas, de los refinados, derivados de hidrocarburos y de electricidad, generando certidumbre que aliente la inversión productiva, fomentando una sana competencia, propiciando una adecuada cobertura y atendiendo a la confiabilidad, calidad y seguridad en el suministro y la prestación de los servicios, a precios competitivos, en beneficio de los usuarios…”.

La generación de electricidad puede ser hidroeléctrica (por agua) o termoeléctrica (a partir del gas), como las más sostenibles y rentables. Aún falta la cobertura plena del territorio nacional. Beni y Pando aún están fuera del denominado Sistema Interconectado Nacional (SIN).

En lo técnico: mientras más agua se destine para generar electricidad se usará menos gas que será “liberado” para proyectos de industrialización (agregación de valor) y mientras más agua y gas se utilice para menos diésel será utilizado para electricidad, ahorrando costos al país porque somos deficitarios en producción de diésel.

Internamente hay una demanda de +/- 1.200 megawatios MW, aunque es mucha más porque el crecimiento del sector industrial se detuvo, cabalmente, por falta de oferta de gas industrial y fundamentalmente de electricidad. Prueba de ello es que aún no despegan los sectores industriales en Beni, Pando, Potosí y Tarija. El Alto podría ser un verdadero polo-industrial de Bolivia, pero le hace falta más electricidad para sus industrias.

Según fuentes estatales, en 2014 habrá inversiones en termoeléctricas (Sur, Bulo Bulo, Warnes) y prevén incorporar 410 MW al SIN, adicionalmente existen proyectos de desarrollo de plantas hidroeléctricas (Misicuni con posibilidad de generar 80 MW desde 2015). Recientemente anunciaron el proyecto hidroeléctrico Miguillas (que generaría 200 MW para el SIN).

Aunque -según fuentes oficiales- el país estaría en capacidad de “soportar” la demanda eléctrica, lo cierto es que una visión clara y nueva en energía tendría que poner al país en desarrollar proyectos de generación eléctrica (termo/hidro) de manera de tener proyectos de exportar 10.000 MW de electricidad (a Chile, Brasil, Paraguay, Argentina, Perú), por los próximos 10 años, dando un verdadero salto cualitativo en materia eléctrica y poniendo al país a exportar valor agregado en vez de sólo materia prima.

Exportar electricidad resultará en mayor rédito financiero para el país en proyectos Project-finance de desarrollo de infraestructura energética (termoeléctricas, gasoductos, hidroeléctricas, represas, etc.), siempre bajo la premisa de que se debe explorar más territorio y descubrir más reservorios de gas, para el caso de termoeléctricas.

Pero todos estos proyectos deben ser parte de una estrategia, de una NPE Nueva Política Energética que se sea sustentada por una nueva Ley de Hidrocarburos y de una Ley de Electricidad, para modernizar el andamiaje legal y regulatorio boliviano. 

Con ambos instrumentos se podrá promover el ingreso de capitales externos para la exploración de gas, mayores certificaciones de reservas, producción y consecuente construcción e instalación de termoeléctricas.

Reiteramos que en un escenario ideal, se va a generar electricidad suficiente para el país y habrá un gran remanente para exportación de valor agregado de gas (como electricidad) a mercados circundantes, generando mayores divisas que comparativamente por venta de materia prima. O por otro lado construir hidroeléctricas y “liberar” así el gas natural para generación de valor agregado (gas a diésel o gas-química, por citar dos ejemplos).

Una verdadera política pública en energía contemplaría un agresivo plan de infraestructura eléctrica: fabricación, instalación, montaje y puesta en servicio de las unidades de generación eléctrica sobre la base de gas natural, para mercado interno y exportación.

Insisto en que es importante considerar proyectos hidroeléctricos con la única finalidad de contar con mayor gas disponible para industrialización. Y los ríos del Beni desempeñan un rol importante en cualquier proyecto de generación hidroeléctrica. Estudios de éstos hay muchos. Un apunte en relación con hidroeléctricas: hay aspectos ambientales que deben tener en cuenta y el tiempo de retorno financiero más largo, lo que hace que éstas sean menos atractivas para capitales externos.

Una nueva Ley de Electricidad es tan importante como una nueva Ley de Hidrocarburos. 

El autor es consultor del sector privado, síguelo en Twitter--> @bguzqueda 

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