Por vez primera en la historia de la V República, un expresidente, Nicolas Sarkozy, fue detenido ayer por la mañana y trasladado a los locales de la Oficina Central para la Lucha contra las Infracciones Financieras y Fiscales (Oclciff) de la Policía Judicial, en Nanterre, al oeste de París, para intentar esclarecer su posible implicación en un escándalo de escuchas telefónicas y tráfico de influencias.
Tras declarar durante más de quince horas, pasó a disposición del juez de instrucción, ante el que fue trasladado para prestar declaración. El magistrado inculpa al expresidente por "corrupción activa, tráfico de influencias y revelación de secretos". Posteriormente deberá decidir sobre su puesta en libertad con cargos o su eventual ingreso en prisión, con o sin fianza, publicó ABC.es
Dos jueces instructores y la Policía Judicial sospechan que Sarkozy y su abogado pudieron beneficiarse de las filtraciones de dos magistrados amigos, que les habrían comunicado informaciones sensibles sobre la instrucción de otros escándalos en los que está implicado el expresidente. Algunos medios hablan de una "red de topos", instalados en el corazón de la magistratura, consagrados a informar discretamente a Sarkozy sobre la evolución procesal de varios casos que le afectan.
El interrogatorio de Sarkozy no comporta culpabilidad. Pero parece subrayar unas sospechas de final imprevisible. El expresidente es interrogado en el marco de una investigación sobre posible "tráfico de influencias" y "violación del secreto de la instrucción".