Dos breves leyendas sobre el Pensamiento y la Rosa

EL PENSAMIENTO

Tres-Bonitas-Caras-Bajo-Una-Capucha es el poético nombre que las jóvenes aldeanas inglesas han dado al Pensamiento; y Trinitaria la han llamado en cambio las campesinas francesas.

Cuenta una leyenda que el Pensamiento, una planta bastante apreciada por los jardineros, tenía en sus primeros días de existencia un aroma más suave y delicado que su hermana la Violeta. Crecía en los campos entre el trigo, y era muy buscado a causa de sus bellos colores y exquisita fragancia, siendo esto la causa de que los trigos quedasen estropeados por los que en busca de tan bella acudían.

No era, raro que en la época de la cosecha, escasease el preciado grano. Esta situación afligía profundamente a la aromática flor, y un día de primavera rogó a la Divina Trinidad le privase de suave perfume, pues no quería que por culpa suya, se estropease los granos de trigo. Fue oída su plegaria: perdió la flor su aroma y desde entonces las campesinas francesas la llaman Planta de la Trinidad o Trinitaria.

LA ROSA

En tiempo de los antiguos dioses griegos vivía en Corinto una señora de nombre Rodanta. Era soberanamente bella, y su casa muy visitada por reyes y señores deseosos de amor.

Huyó Rodanta de la turba que la asediaba, buscando refugio en el templo de Artemis, la blanca y hermosa diosa de la pureza. Hasta allí llegaron los pretendiente que ayudados por el guardián rompieron las puertas del sagrado recinto. Ofendida Artemis por el ultraje, convirtió a Rodanta en una encarnada rosa, desde entonces siempre se la ve teñida con el carmín que encendió las mejillas de Rodanta, cuando su hermoso rostro se ruborizó ante la mirada de sus admiradores. En cambio los profanadores quedaron convertidas en las espinas que defienden los encantos de la delicada Rodanta.