El reordenamiento urbano

Organismos técnicos de la Municipalidad de La Paz efectuaron en el último tiempo trabajos muy valiosos, tales como el registro total de las circunscripciones urbanas, el estado de la nominación de calles y la numeración de inmuebles.

Los estudios efectuados están dirigidos a proceder al ordenamiento y la funcionalidad de la ciudad, tanto por su crecimiento como por la aplicación de nuevas normas. En la actualidad, los mayores problemas que confrontan el vecindario y con mayor razón los visitantes, son los nombres de las calles y la numeración de las casas.

Acerca de la nominación de arterias viales, los trabajos efectuados por el personal técnico de la Alcaldía establecieron que, por ejemplo, un mismo nombre de calles se repite en cuatro barrios. Aparte, muchas de las nominaciones son caprichosas y responden a normativas sobrepuestas que, en vez de ordenar este aspecto de la ciudad, más bien le dan el carácter de informalidad y confusión.

En cuanto a la numeración de los inmuebles, se tropieza con el problema de que no siguen un orden correlativo, lo que determina que encontrar el inmueble que se busca constituye toda una peripecia.

Los informes provenientes del municipio indican que, una vez realizadas las investigaciones correspondientes, se estudia ahora la forma de resolver estos embrollos, que son mayúsculos para el buen crédito que debería ostentar la ciudad de La Paz, en estas materias.

Quizás no haya mayor justificativo para efectuar nuevos estudios, las experiencias de ciudades del exterior y de algunos barrios de esta capital son relevantes y se las debe aplicar, generalizando la normatividad que demanda el caso.

Las experiencias que se tiene en los extensos barrios de Calacoto y Achumani son excelentes. La solución para aplicarla en toda la ciudad está ahí. En ambos barrios, las calles se hallan numeradas y llegar a ellas resulta de lo más simple, pues no se requiere recordar nombres, sino simple y llanamente aplicar la correlatividad numérica.

No importa que sigan llevando los nombres que tan desordenadamente se les asignó. Lo que tiene que imponerse en el ordenamiento urbano y en el uso de la población es el número de la calle. Lo que sí tendría que conservarse son los nombres de las avenidas.

Aquello mismo puede observarse que ocurre en Buenos Aires; en esa inmensa urbe, para nadie es un problema dirigirse al número de la calle a la que se quiere llegar, ya sea caminando o utilizando el transporte público y/o privado.

Respecto a la numeración de los inmuebles, puede ser una solución mantener la numeración actual, por razones de uso y principalmente de legalidad del Catastro Municipal y de Derechos Reales. Pero, al lado, es posible colocar el número que le corresponda, de acuerdo con la norma que al respecto ponga en vigencia la Municipalidad.

Esta aparente duplicidad puede prolongarse por veinte o más años, pero la nueva nominación que, en adelante, vaya a tener un inmueble tiene que ser utilizado por los propietarios y los vecinos.

Entonces, lo que valdrá socialmente es la nueva numeración que le corresponda a cada inmueble; sólo para fines legales se mantendrá la numeración actual, la que con el tiempo quedará caduca, una vez que los propietarios de los inmuebles hagan el trámite respectivo, que tendría que ser simplificado al máximo.

En la Municipalidad se dijo que podría aplicarse a la derecha los números pares y a la izquierda los impares. La idea podría ser acertada, porque muy bien puede conciliarse con la nueva numeración de los inmuebles.

Existe un justificativo más que suficiente para dar estas soluciones a la identificación de las calles y la numeración de los inmuebles. En las computadoras, las tabletas y, en especial, los móviles o teléfonos celulares se ha simplificado notablemente el lenguaje.

La juventud actual emplea apenas una silaba o una sustitución abreviada de la palabra que desean emplear. ¡Qué mejor, entonces, el número, en vez de nombres, que no se memorizan ya!