Argentina

A la final del Maracaná



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El arquero de la selección de Argentina, Sergio Romero, detuvo dos penaltis a Holanda (2-4) y llevó a la Albiceleste a la final del Mundial, en la que se medirá a Alemania, después de que ambas selecciones acabasen los 120 minutos sin goles.

Ni Leo Messi, ni Arjen Robben. Romero detuvo los penales a Wesley Sneijder y a Ron Vlaar y sentenció a Holanda, que peleará por el tercer puesto ante Brasil. Los argentinos, por su parte, convirtieron todos. Maxi Rodríguez hizo el último.

La Albiceleste, dos veces campeona del mundo, regresa a una final 24 años después y frente Alemania, ante la que perdió en la final de Italia’90. Tanto el seleccionador argentino, Alejandro Sabella, como el holandés, Louis Van Gaal, plantearon un esquema con muchas cautelas, cuyo resultado fue la ausencia de fútbol de ataque.

Una Holanda mejor plantada que Argentina fue la tónica del inicio del encuentro. Wesley Sneijder remató muy desviado un despeje de Javier Mascherano, que había rebañado con acierto un balón peligroso a Arjen Robben.

A partir de ahí, la ‘Albiceleste’ se enderezó. Estabilizó el centro del campo y exploró el costado derecho, el izquierdo de Holanda. Gracias a uno de sus imparables eslalon, el ‘10’ del Barcelona arrancó una amarilla al central Bruno Martins Indi, al que Louis Van Gaal sentó en el descanso por temor a que viese una segunda amonestación y la consiguiente expulsión.

En los periodos de mayor presencia argentina, Lavezzi se cambió a la derecha, lado del lateral Daley Blind. Desde allí, punzó a la joven defensa holandesa. Con las piezas ajustadas y presión en la salida de balón holandesa, Argentina daba la sensación de más equipo.

Las oportunidades escasearon, pero, si alguna de las selecciones estaba más cerca de adelantarse, ésa era la Argentina. Tónica semejante tuvo el segundo tiempo. Mucho juego trabado y poca construcción.

Van Gaal, cambió a Dirk Kuyt de banda, de la derecha a la izquierda, a su pierna cambiada (él es diestro), pero mantuvo su tupida línea de cinco defensores.Holanda buscó dar un golpe de timón con la posesión del cuero, un poco más naranja que albiceleste. Argentina, sin embargo, contraatacó con diligencia.

Enzo, un pulmón, sirvió para Gonzalo Higuaín. ‘Pipita’ remató a la malla lateral. Muchos cantaron gol. Robben, marcado con uñas y dientes, como Messi, se empeñó en evitar la prórroga, pero su internada se cruzó con Mascherano, el mariscal de Argentina.

Palacio, en una extraña descoordinación de la defensa de Holanda, se midió a Jasper Cillessen. Cabeceó flojo. También en la segunda parte de la prórroga, Messi agitó a la defensa naranja. Por la derecha, ningún defensor le paró, centró y Maxi Rodríguez chutó sin convicción. Los penaltis decidieron.

Con los cambios agotados, Van Gaal no ejecutó el movimiento de arqueros que hizo en Costa Rica. Sergio Romero fue el héroe al parar los penales a Sneijder y Vlaar.

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