Lauren Bacall

“La última caída de ojos”

• Fallecida a los 89 años, Lauren Bacall, la mujer de Humphrey Bogart, fue una de las grandes de Hollywood dorado.


Sensual y mística Lauren Bacall.

Por : Pablo Scarpellini

España (El Mundo).- Sabía silbar, atravesar con la mirada, paralizar al personal con su voz desde las profundidades, sensual, mística, parte del Hollywood dorado pero con el suficiente ojo como para salir corriendo en dirección contraria, lejos del banal mundo del cine de estudio cuando se empezó a desmoronar. En Nueva York pasó sus últimos años, concediendo entrevistas de forma ocasional y volviendo a ponerse delante de las cámaras cuando surgía la ocasión, sin ínfulas de grandeza ni deseos de volver a estar en la picota.

Lauren Bacall sentía que había cumplido con creces desde hacía años y así se fue a los 89 años, consagrada como una actriz única en sus años de gloria, los 40. De acuerdo a su hijo Stephen Bogart, la neoyorquina falleció en su casa de forma pacífica. “Su vida habla por sí misma”, dijo. “Vivió una maravillosa y mágica vida” que empezó en el Bronx en 1924 y que ha terminado en Manhattan, recordando, de forma inevitable, su relación con Bogart, su primer marido.

El suyo fue un romance duro, sólido, florecido en pantalla de la mano de obras maestras del cine negro, del policiaco que ya no se hace, cuando tipos como Edward G. Robinson o Joseph Cotten campaban a sus anchas por un Hollywood nutrido de títulos gloriosos. Bacall fue parte de 40 filmes de ese ámbito, algunos más frívolos que otros, como cuando compartió cartel con Marilyn Monroe perfeccionado el arte de conseguir marido acaudalado en Cómo casarse con un millonario.

Pero con Bogart inmortalizó un estilo, un halo de intriga apoyado en diálogos para el recuerdo. De esas frases surgió la chispa que terminaría en romance fuera de los estudios y uno de los matrimonios más fieles y estables que se recuerdan de dos figuras de la meca del cine.

“Sabes que conmigo no tienes que actuar, Steve”, le decía a su contraparte en Tener y no tener, ya metida en el papel a las órdenes de Howard Hawks. “No tienes que decir nada, y no tienes que hacer nada. Ni una sola cosa. Quizá solo silbar. ¿Sabes silbar, verdad, Steve? Sencillamente pon tus labios juntos y sopla”.

La complicidad del guión obró maravillas, aunque Bacall reconoce que se sintió intimidada por el peso de Bogart, un actor consagrado y 25 años mayor que ella. En su biografía ‘By Myself’, la estirada actriz recuerda que en pleno rodaje, preguntó a alguien si tenía fuego y el propio Boggie le tiró una caja de cerillas. Para estar a la altura, ella devolvió el gesto y le tiró los fósforos de vuelta, aunque sin dejar de temblar. “Mi mano estaba temblando, mi cabeza también, hasta el cigarrillo no paraba de moverse. Estaba mortificada”, explicaba con su sinceridad habitual, una de sus características más reconocibles. “Cuanto más trataba de parar, más temblaba.... Me di cuenta de que la única forma de detenerlo era mantener la cabeza baja, la barbilla abajo, casi metida en el pecho, y los ojos centrados en Bogart. Funcionó y así es cómo fue el principio de ‘La mirada’”.

Se conocieron en 1944 y aunque Bogart estaba casado con la actriz Mayo Methot, un año más tarde ya se había liberado del compromiso firmando los papeles del divorcio. Alegó que Methot era una alcohólica violenta, aunque ya era vox populi en el medio que se había enamorado de su compañera de reparto en ‘Cayo Largo’ y en ‘El gran sueño’.

Juntos pasaron 14 años pese a que Bacall era ya la cuarta esposa del protagonista de ‘Casablanca’. Fue capaz de serenarlo y mantener la relación hasta la muerte del actor en enero de 1957 a causa de un cáncer, después de una vida de tabaco y alcohol en cantidad.

El problema, si es que hubo uno, fue la alargada sombra de su marido, una relación con la que fue vinculada durante el resto de su vida pese a haber probado que tenía tirón en Hollywood sin Bogart, que llenaba la pantalla tanto o más que su marido.

Por eso le dijo al The New York Times en una entrevista en los años 70 que creía tener el derecho a que la juzgaran por sí misma. “Creo que me he ganado eso más que de sobra”, pese a estar convencida al mismo tiempo de que en su obituario Bogart estaría por todas partes.

Y eso que después se casó con otro actor de peso como Jason Robards, pero nunca tuvo la repercusión de sus años con Boggie, por la cátedra en cine que impartieron y por la fuerza de su relación, comparada con otras legendarias como la de Elizabeth Taylor y Richard Burton o la más actual de Angelina Jolie y Brad Pitt.

 
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