Precursores favorecen fabricación de droga

El Gobierno, las autoridades responsables de las aduanas, de la FELCN, de UMOPAR y otras entidades seguramente saben que sin precursores como el ácido sulfúrico y otros químicos, sería muy difícil fabricar pasta base o cocaína cristalizada; sin embargo, al parecer se permite la importación de todo tipo de precursores.

Países productores de esos químicos, especialmente los más ricos y desarrollados, y que serían los principales consumidores de droga y, a la vez, los que más protestan contra la producción y comercialización de droga, promoverían la producción y exportación de químicos a países productores de droga, como son Colombia, Perú y Bolivia. Esos países tendrían asegurados grandes cupos de precursores, que serían provistos en un 98% a los productores de droga.

Muchas veces, los medios de comunicación han pedido que los productores y proveedores asentados en el país informen sobre el tipo, cantidad y calidad de químicos que producen y venden tanto a la industria farmacéutica como a quienes requieren de ellos. Similar pedido se hizo a las aduanas, policía y otras entidades sobre el caso y no se logró, al parecer, una información pormenorizada al respecto. Habría una especie de mutismo de productores, laboratorios privados y productores de droga para no dar a conocer lo que debería ser de dominio público.

Los precursores son de gran utilidad para los productores de droga y son, a la vez, productos que conspiran contra el medio ambiente porque destruyen el humus de la tierra al ser derramados sus desechos en extensas regiones aledañas a los sitios en que se fabrica la droga; envenenan las aguas de ríos; contaminan el aire y destruyen toda posibilidad de crecimiento de vegetación en las tierras que son usadas por los fabricantes de droga. Son muchos los sitios en el Chapare, los Yungas y otros que aparecen como desiertos por la ausencia de vegetación y es porque han sido receptores de químicos que envenenan la tierra y las hacen inapropiadas para cualquier cultivo.

Sería interesante que, periódicamente, haya informes pormenorizados sobre la importación y producción nacional de precursores; acerca de qué cantidades y donde son vendidos, qué usos se da a cada uno de ellos y quién controla no sólo la producción en laboratorios de elementos farmacéuticos y con qué frecuencia salen a los mercados. La FELCN debería contar con un departamento especializado y con toda la autoridad del caso, para realizar controles permanentes sobre precursores y otros elementos que son necesarios para la producción de pasta base y cocaína cristalizada; de otro modo, importadores, autoridades aduaneras y de otro rango se convertirían en cómplices involuntarios de la fabricación de droga.