Óscar Aparicio será nuevo arzobispo

Monseñor Tito Solari termina labor pastoral en Cochabamba



Monseñor Tito Solari afirmó que hay mucho que hacer todavía por los menores en Cochabamba.

Monseñor Tito Solari, administrador de la arquidiócesis de Cochabamba, en una entrevista con la Agencia de Noticias Fides (ANF) relata con alegría cómo fue acogido por la iglesia cochabambina cuando llegó a asumir la cabeza de esta arquidiócesis. Además, destaca las cualidades de esta comunidad.

Solari, quien participará de la posesión del nuevo arzobispo de Cochabamba, monseñor Óscar Aparicio, reconoció que concluye su labor con la “pena” no de haber podido realizar un trabajo de más impacto en la recuperación de los niños de la calle.

(P).- MONSEÑOR TITO, ¿CÓMO ENCONTRÓ A LA IGLESIA DE COCHABAMBA CUANDO LLEGÓ A ESTA ARQUIDIÓCESIS?

(R).- Cuando yo llegué no tenía ningún conocimiento de la iglesia de Cochabamba, entonces yo no sé cómo la he encontrado. He encontrado una comunidad viva, con muchos seminaristas, sacerdotes entregados, hombres columnas como el monseñor Rosales, el padre Jiménez que han sido las columnas de esta iglesia.

He encontrado una comunidad cristiana que es muy religiosa que tiene una gran reverencia y respeto al obispo. La prueba más grande la he tenido en la Guerra del Agua y, siendo al comienzo todavía, la comunidad cochabambina se ha dirigido al obispo que ha encontrado en ese momento para que sea el que guiara, el que interprete la voz del pueblo. Esto cabalmente por la profunda religiosidad y respeto a la Iglesia Católica, este es un valor que he encontrado aquí. Que valoro muchísimo. Así puedo decir cómo he encontrado a la iglesia de Cochabamba.

(P).- ¿Y CÓMO LA ESTÁ DEJANDO?

(R).- ¿Cómo la dejo? En las manos de Dios, como la he encontrado porque si yo pensara que he llevado adelante la iglesia de Cochabamba sería una persona poco respetuosa por no decir “opa”. Es Dios quien lleva la iglesia y eso me ha permitido también descansar tranquilo en las noches a pesar de todos los problemas que se encuentran en la iglesia.

(P).- ¿CÓMO DESCRIBIRÍA A LA IGLESIA COCHABAMBINA?

(R).- Estoy convencido que es una iglesia que tiene mucho peso en el país. Es la iglesia que tiene más instituciones de servicio social en el país. Tiene una fuerte presencia en educación, tiene una riqueza enorme de religiosas y religiosos como en ninguna otra diócesis. Tiene un clero unido, joven y simpático. Es una iglesia bella que vale harto.

(P).- ¿QUÉ RASGOS DESTACARÍA DE ESTA IGLESIA?

(R).- Una dimensión nueva y bella que yo noto en la iglesia de Cochabamba, que son dos o tres dimensiones que aprecio muchísimo, son estas: una el empeño, el espíritu de fraternidad que se está creando entre los sacerdotes, un espíritu de fraternidad. Otro tesoro preciosísimo que veo es que se promueve un espíritu de solidaridad de colaboración entre parroquias que tienen más con otras que tienen menos; y tercer y último, y quizá la nota más preciosa, es que en este camino de proyecto pastoral que se está llevando adelante se ha desarrollado como fruto precioso el interés misionero, el celo misionero.

En Cochabamba se han ubicado tres zonas misioneras: una en las montañas. La zona de Alta Machi en Cacasani. Otra zona en la periferia de Cochabamba en la zona sud y la tercera zona en el margen derecho del Tipnis. Entrando desde San Gabriel, en la parroquia de Eterazama. Estas tres dimensiones últimas creo que son una señal más bella que yo puedo dejar al nuevo pastor que viene que es monseñor Oscar y decirle: ¡aquí tienes una joya que resplandece en la iglesia que el Señor nos ha permitido descubrir y cultivar!

(P).- POR ÚLTIMO, MONSEÑOR, ¿EXISTE ALGO QUE DEJÓ INCONCLUSO O QUE DESEÓ REALIZAR?

(R).- Encontrándome con los religiosos hace unos días atrás les dije: yo me voy con una pena muy grande. ¿Hemos hecho algo para los chicos de la calle? Hay un centro, el hogar San José que en estos 10 años ha rescatado a más de mil niños de la calle. Esto no se sabe, y es una cosa grandiosa. Pero a mí me duele en el alma que la iglesia de Cochabamba, yo en primera persona, no he sido capaz de dar un signo a la comunidad de Cochabamba. Nosotros no podemos dejar a los niños en la calle. Eso va en contra de los derechos humanos, pero sobre todo va en contra el espíritu del evangelio.

Jesús prefiere a los niños y una iglesia que deja a los niños en la calle va contra el espíritu del evangelio, por eso veo con mucha pena que no he dado un testimonio más claro, más firme. A parte de las palabras, dejar un signo con mi testimonio de vida de acercarme a ellos y de estar con ellos, de compartir con ellos. ¡Quería dormir con ellos en la calle!

Los que han estado cerca de mí me han desaconsejando, pero ahora me he arrepentido de no haberlo hecho porque es necesario que Cochabamba abra los ojos y los que no son cristianos también.

Comprendamos todos que no se puede dejar a una criatura en la calle. No se puede es antihumano, y absurdamente anticristiano.

 
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