Después que el pasado año el departamento de Beni y parte del trópico cochabambino sufrieron inundaciones que dejaron bajo el agua ciudades y poblaciones enteras, el Gobierno anunció la inversión de $us 800 millones en la ejecución de tres proyectos de plantas hidroeléctricas y con esta acción tratar de darle curso correcto al exceso de agua en ciertas regiones bolivianas.
Empero, la ejecución al menos demoraría seis meses y la época de lluvia nuevamente pone en peligro el norte boliviano, sobre todo los meses de febrero y marzo que son los más críticos de la gestión.
En 2014, 60 personas perdieron la vida y, según cifras oficiales, 60.000 familias quedaron damnificadas y viviendo en refugios.
Según el viceministro de Defensa Civil, Óscar Cabrera, “una parte del norte de Beni desde Puerto Siles a Guayaramerín son las poblaciones que más sufrieron las consecuencias. Si antes tardaba 40 días en bajar las aguas, ahora se requiere el doble. Pero este año podría afectar más allá, a la parte sur”, concluyó.