Conflictos de poder en Alcaldía paceña

Es extraño y hasta escandaloso cómo las ambiciones de poder carcomen el corazón de muchas personas. Este es el caso del alcalde interino de la Municipalidad de La Paz que ha demostrado incapacidad para manejar el municipio y, además, actúa arbitrariamente en medio del silencio del Concejo Municipal que debió intervenir en el problema que se agudiza conforme pasan los días.

Destituciones de personal, órdenes arbitrarias en todo sentido, incumplimiento de obras contratadas, cambios de la imagen institucional, abusos de toda laya se comete en las diversas dependencias de la Alcaldía, sólo por hacer que “se sienta la energía de la nueva autoridad” que es interina y que debe ocupar ese cargo solamente por el lapso de tres a cuatro meses como máximo, hasta que ocupe el alcalde elegido en elecciones del 29 de marzo.

Lo extraño es que el MAS, partido que apoya al alcalde interino, no hace conocer su criterio -que debe tenerlo- sobre un comportamiento tan tiránico del alcalde interino que une a sus arbitrariedades una incapacidad sobre lo que debe ser el municipio con las urgencias de la ciudad.

Son muchos los funcionarios que protestan por la actitud del alcalde; muchos de ellos con méritos y que ocupan cargos desde hace varios años sin concomitancia alguna con partidos políticos y tienen, además, vocación de servicio para atender los diversos problemas de la ciudad. ¿Por qué el MAS no toma cartas en este problema para evitar la repetición diaria de abusos y arbitrariedades? Esa conducta no sólo daña a la entidad municipal sino también a la ciudad y, de hecho, al Gobierno. ¿Es que no hay autoridad que pueda poner coto a los desmanes que se cometen?

El alcalde interino ha creído que con la práctica del populismo generará apoyos y adeptos; pero no considera que esa función es de servicio y no de beneficio personal y que el interinato en la alcaldía de La Paz implica madurez, serenidad, capacidad, honestidad y responsabilidad; lo contrario es crear anarquía, incumplimiento de obligaciones y siembra de odios y revanchismos en fuerzas que conforman el Concejo Municipal que, también, debería actuar al margen de intereses sectarios.

Es deber del alcalde continuar lo realizado por su antecesor, como, por ejemplo, limpieza y saneamiento del río Choqueyapu, apurar estudios sobre el proyecto de una vía desde la Av. del Poeta hasta la plaza Humbolt; limpieza y arreglo de calles y avenidas que están deterioradas por efecto de las lluvias. Hay mucho por hacer en la ciudad y no perder el tiempo en actitudes dictatoriales o tomar los puestos de la Alcaldía mediante el asalto sin tener en cuenta la experiencia y capacidad profesional del personal que, hasta ahora, ha demostrado eficiencia. La prepotencia y el matonaje nunca han dado resultados positivos; al contrario, han empeorado los problemas existentes.