Choferes versus teleférico

El 28 de enero, Radio Panamericana nos informaba que los distinguidos choferes se opondrán a la instalación de más teleféricos, anunciada por el gobierno de don Evo Morales Aima. Los conductores, de pésima formación moral -si la tienen- iniciarán paros, bloqueos, camaretazos, con algunos otros antojos que tiene este gremio de prepotentes y autoritarios que nos manejan como a reses; paran donde se les antoja, recogen a los que ellos gustan o no, dependiendo de su humor que siempre es gris. Cambian de ruta en las horas de su sabor; puede ser de noche o de día, el caso es que unos centavos más para la mollera de los gendarmes, valen más que la vida de los usuarios. No llegan a las paradas, cambian bruscamente la caja, lo que equivale a un buen estirón de los sufridos esqueletos de viejos, jóvenes o niños.

En anteriores comentarios, por este medio periodístico sosteníamos que los accidentes no sólo tienen orígenes mecánicos, como vehículos viejos, malas conexiones eléctricas, frenos nunca revisados, amén de las condiciones higiénicas de los mismos señores del volante, que son los amos de la vida de los pasajeros. Las causas son morales; no tienen idea del valor de la vida; con lenguaje grosero no distinguen a quienes están en el vehículo. Las manos muestran obscenamente a los conductores particulares, con pésima conducta, por alguna mala maniobra en el manejo, en tanto no devuelven las demasías con los mismos ademanes.

Pero ahora se oponen a la instalación de un servicio que es bueno y que para la ciudad de La Paz, dada su topografía, es lo mejor que puede pasar, pensando también en los costos. La autocracia sindical tiene un diputado en la llamada Asamblea Plurinacional, conocido por todos, una especie de oligarca con ribetes de dictador, don Franklin Durán.

Confiamos en que el Gobierno nacional ponga atajo a los que montan el caballo del corregidor en tiempos de democracia.

Final: alistémonos para días grises, con tapones en los oídos, para no escuchar dinamitazos o carajazos de sus majestades, los trabajadores del volante. Nos preparamos, igualmente, para los próximos capítulos boxísticos entre choferes versus pasajeros.