Benemérito



Recuerdo salir de mi pueblo,

apenas adolescente, bisoño,

entusiasta, enrolarme a filas,

vestir la casaca, empuñar el arma.

Recuerdo a la madrecita mía llorando,

¡No te vayas hijo!, ¡No vayas!

En la puerta vi a mi padre muy serio,

a mis hermanitos sin consuelo.

Me cubrieron con miles de besos,

vuelve pronto hijo,

la chacra sin ti no florece,

y la vaca al no verte, languidece.

¡PISAR FUERTE EN EL CHACO¡

Era la consigna de moda,

la realidad dura, Soldados famélicos

de triste mirada, sin abastecimiento

ni nada, el paludismo reinaba,

en los fortines la muerte campeaba,

En los tuscales, el frío arreciaba,

en verano las apasankas,

la humedad pegajosa con sanguijuelas

¿cómo no cambiar el carácter?

si todos los días enfrentaba, sed, heridas

y muerte.

Mientras el aparato gubernamental

de banquetes y conversaciones

diplomáticas en Buenos Aires,

se estancaba.

Firmado el armisticio, la contienda cesada,

los servidores de la Patria,

retornamos cansados arrastrando 3 años,

de penurias y, tristemente acompañados

con paranoia de guerra,

hoy de eso no se habla.

La juventud varonil boliviana

del siglo pasado,

fue por Mercurio sacrificada.

Yo, ahora solo tengo recuerdos

y una medalla que el Estado

en Reconocimiento a la Batalla

de Km. 7 y Cañada Strongest

cuelga en mi pecho.

EN HONOR DE DON CARLOS ROBERTO HERNÁNDEZ SANTIVAÑEZ, BENEMÉRITO ANÓNIMO DE UNA ABSURDA GUERRA, QUE PUDO EVITARSE POR MEDIOS DIPLOMÁTICOS.

Desde España

MIRIAM HERNÁNDEZ DE SALAS

 
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HOMENAJE AL DÍA DE LA BATALLA NAVAL DE RIACHUELO

Instantes de la ceremonia protocolar.


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