“Tengo una visión de teatro nada comercial”

Marta Monzón

Su vida es el teatro. Actúa, enseña y produce. En sus casi 40 años en las tablas, hizo de todo. Su sueño es realizar una ópera rock con los beneméritos de la Guerra del Chaco.


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Marta Monzón vive por y para el teatro. Es una mujer que ha dedicado gran parte de su vida a las artes escénicas. Es actriz, directora de teatro, docente y gestora cultural.

“El teatro me dio todo, profesionalismo, ética, ideología, amor, desamor, odios, desencantos y la enorme dicha de vivir 25 años en Bolivia, vine por un mes y me quedé”, destaca esta actriz argentina que hace poco tuvo una destacada actuación en la obra Filomena y Domingo, dirigida por Maritza Wilde, en la que compartió tablas junto a figuras como Agar Delós y Cacho Mendieta.

Hoy abrimos el telón para ver la representación de la vida y obra de Marta, que el año 2016 cumplirá 40 años de “respirar, oler y hacer buen teatro”.

LG: ¿Que te impulsó a ser actriz?

M: Mi rebeldía (sonríe), mis papás no querían, pero calculo que también fue mi personalidad. La primera vez que me subí a las tablas tenía 6 años y bailaba danzas folclóricas en Argentina… A partir de eso empecé a recordar que en el colegio participé en todos los eventos (sonríe) y creo que ese es un antecedente de peso.

LG: Y ¿cuándo debutas en una obra de teatro?

M: El 18 de abril de 1976, en una obra para niños “Pisa pisuela, lentejita lentejuela” (sonríe) y yo era la lentejuela, tenía 20 años.

LG: ¿Qué géneros teatrales hiciste?

M: Hice de todo, comedia, tragedia, farsa, chocolate concert, café concert, ópera rock y una de las asignaturas pendientes que tengo y que al año sí o sí lo concreto es hacer un homenaje a los viejitos beneméritos de la Guerra del Chaco. Para mí esta contienda es una vena abierta de América Latina, fue una guerra sin sentido. Una guerra entre hermanos me parece abominable, pero más abominable me parece el estado en el que están los beneméritos, entonces quiero hablar de la vejez, nadie lo hace en sus obras. Quiero hacer una ópera rock, donde los viejitos y viejitas canten, bailen y actúen pero con una temática nuestra.

LG: ¿Dónde crees que te desenvuelves mejor?

M: Soy capa en todo (sonríe), mentira, lo que pasa es que me he diversificado, ahora no soy sólo actriz, soy directora y me encanta, soy docente y me fascina la pedagogía, o sea me encanta trabajar con jóvenes y niños porque tengo una visión de teatro nada comercial, el teatro es una elección y decisión de vida que yo intento hacer desistir a todo el mundo que quiera hacerlo porque es difícil, las condiciones son durísimas, la mayoría no vivimos de esto por las condiciones del país. Por ejemplo, acabamos de hacer una temporada, trabajamos seis meses para dos días y ya no tenemos más, no hay lugar en La Paz y tenemos que salir de gira si es que conseguimos un teatro o al menos un espacio medianamente parecido a un teatro, y trato de desanimar a los jóvenes, pero a la vez los empujo.

LG: ¿Qué tipo de actriz eres?

M: Después de tantos años, cuando asumes un reto, no puedes hacer cualquier cosa, tienes que ver bien con quién trabajas, aunque sea para dos funciones. Creo que tengo un nivel profesional, no me gusta el amateurismo chabacano o farandulero, entonces cada vez que trabajo preparo un personaje con mucho tiempo y me dedico a la investigación como buena docente que soy. Trabajo mucho con mis alumnos (…), ni los formadores ni directores enseñan a nuestros niños que son el presente y el futuro. La Escuela de Teatro de Santa Cruz, por ejemplo, se creó el 2004 y ya son 11 generaciones de profesionales, van de Oruro, Tarija, La Paz, estudian allá, salen licenciados y viven del teatro.

Soy bien entradora, además si me permites, voy a ser una señora de la tercera edad a los 60 años y voy a tener más pilas que un joven de 18 y eso me permite seguir haciendo teatro porque se necesita mucha energía, muchas pilas, tienes que jalar a mucha gente.

LG: ¿Con qué personaje te identificas?

M: Te mentiría si te digo uno, aun tengo un pedacito de cada uno, es como la vida, uno no crece de golpe y pum, o sea te vas haciendo de a pedazos y los personajes que hoy hago de alguna forma son la suma de todo lo que he hecho. Además, hay algo mágico cuando creas a un personaje, no es que uno cree al personaje y se lo ponga como un abrigo, mentira, es el personaje que decide si te llena o no te llena.

LG: ¿Cómo está el teatro en Bolivia?

M: Irregular, si hablo de Santa Cruz, por ejemplo, es otra realidad en el hecho que da una formación académica, una licenciatura, eso marca una diferencia fundamental, en contra a eso hay mucho amateurismo en el buen sentido, eso es genial, el problema es que se creen que son gente consagrada porque ya trabajo con uno u otro profesional o se sacó la foto (sonríe).

LG: ¿En qué estás metida ahora?

LG: Tengo como 5 proyectos, el inmediato es el que se viene el 9 y 11 en el Teatro de Cámara con un grupo amateur de personas adultas, será a las 8 de la noche. Estoy a full hasta fin de año.

“BOLIVIA ME ADOPTÓ PARA QUE VIVA EN ESTA TIERRA MARAVILLOSA”

Marta Monzón nació el 4 de octubre de 1956 en Córdova, Argentina, pero vive hace 25 años en el país. “Antes que yo adopté vivir acá, Bolivia me adoptó para que viva en esta tierra maravillosa cuando atravesé la tranca del peaje”, rememora la experimentada actriz.

Casada con Pierre, tiene dos hijas: Nayeli y Luciana.

Marta confiesa que su mayor virtud y su peor defecto al mismo tiempo es “decir las cosas de frente”.

Fuma, pero lo está dejando gracias a la ayuda de sus hijas.

 
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