MES DE LA BIBLIA

Señor Director:

El pasado 30 de agosto se llevó a cabo la feria de la Biblia en la plaza Abaroa. Allí se presentaron muchas parroquias, unidades educativas y pueblo en general que tuvo la oportunidad de visitar diferentes estantes dedicados a explicar los diferentes libros que contiene la Biblia. En esa feria los creyentes hablaron sin acusar; los expositores dieron la palabra sin escatimar y contestaron a las preguntas sin discutir, y compartieron la palabra sin presumir. Todos disfrutaron de la fuente de vida sin titubear, la sagrada escritura.

En septiembre todas las iglesias cristianas: católica, ortodoxa y evangélica celebran el mes de la Biblia, conmemorando al más grande biblista de todos los tiempos, San Jerónimo, que tradujo la Biblia del hebreo al latín, llamada la Vulgata, traducción hecha para el pueblo y fue la versión oficial para todos los estados de la iglesia católica durante 15 siglos. San Jerónimo es considerado como el hombre elegido para explicar y hacer entender mejor la palabra de Dios, por lo que fue nombrado patrono de todas las traducciones que en el mundo se dedican a hacer entender la vida y salvación, el amor y la paz que viene de Dios Creador para todos sus hijos.

La Biblia es un libro complejo, pero su mensaje es sencillo, estudiar en detalle los textos nos da la sabiduría que contiene y ocupa toda una vida, para aprender a vivir sabiamente y educar en la buena conducta a la familia e hijos o para toda la comunidad. La sagrada escritura proporciona apoyo y vigor a la vida de la iglesia en el mundo entero, es el alma de la teología y de la predicción pastoral. Desconocer la escritura es desconocer a Cristo, que es el centro y la plenitud de la sagrada escritura. La Iglesia ha considerado siempre como suprema norma de su fe a la Biblia, que tiene a la traducción con fidelidad para el estudio, reflexión y meditación, para así obrar a favor de los demás.

La Biblia fue inspirada por Dios y escrita por muchas personas que nos transmiten inmutablemente la palabra de Dios, “Texto del Verbum No. 21”. Los lectores asiduos recobran el ánimo para reconocer por medio de su lectura nuestra verdadera vocación y el camino a seguir como verdaderos fieles creyentes. La palabra de Dios ilumina nuestra oscuridad, es la luz que orienta a los extraviados, a los peregrinos en esta vida. Como cristianos obedecemos al Papa y a nuestros superiores, con la explicación de cada libro para así alimentar nuestra vida espiritual. No queremos separarnos de los anhelos que brotan de nuestra naturaleza humana, de la luz, de la fe, ya que la revelación nos ilumina, nos prepara para toda obra social buena, en estos tiempos de falta de valores de todos nosotros.

Por los anhelos más profundos que Dios puso en nuestro corazón al crearnos así, comprendemos que esa inquietud interna que nace de nuestra vocación para la plenitud y la felicidad proviene del maravilloso designio del padre “Yavé”, que fundamenta nuestra existencia. Aprendamos el hábito de la lectura, cada 15 minutos antes de las labores escolares, de la Biblia, que no haya obstáculo para su lectura, comprensión y meditación por la palabra eterna divina. Es posible hacerlo en la comunidad donde nos encontremos, sea en la universidad y otros centros educativos, en el trabajo cotidiano. Cristo está presente en su palabra, por esto debemos beber en su fuente todo lo que hacemos y decimos con mucha coherencia.

David Espejo

O.F.S.

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