[Boris Santos Gómez]

Incentivos a la industria energética


Consideremos que cuando comentamos sobre “industria energética” lo hacemos genéricamente refiriéndonos a gas, petróleo, electricidad y la agregación de valor (ejemplo: plásticos y diésel a partir del gas).

Entonces los “incentivos” a la industria deben estar enfocados a cada área de la producción de energía.

Siempre hemos aplaudido iniciativas que generen decisiones para modernizar la industria y consecuentemente atraer inversiones.

Adicionalmente hemos propuesto ideas y conceptos relacionados a establecer, por ejemplo, un “Fondo Soberano de Inversiones”, que al estilo de Noruega, Emiratos Árabes o Qatar se dedique de administrar una importante porción de ingresos del gas/petróleo en otros rubros. En un portafolio de inversiones.

Esos Fondos deberían ser implementados -con nuevo enfoque- en Bolivia y Venezuela de inmediato para garantizar el futuro.

Tengamos en cuenta el contexto regional para el gas boliviano: para el fin de 2015 Bolivia recibirá de Argentina y Brasil 7 y 6 USD por/1 millón de BTU (Unidad Térmica Británica), precio sobre la base de una “canasta de fuels” y que obviamente está “amarrado” al precio internacional del petróleo.

En ambos casos se puede comprobar que hay una caída de ingresos (porque sabemos que el barril/petróleo no volvió a trepar y está rondando en los “pobres” 45 USD/barril versus los 100 USD que valía el pasado año).

Al haber baja del precio de petróleo -infortunadamente- redundó en bajos precios de gas boliviano. Al estar más barato el gas, indubitablemente Bolivia tuvo menos ingresos, comparativamente con 2014: de aproximadamente 5.167,8 millones USD a 3.173,8 millones USD.

La administración del Estado boliviano confirmó que la denominada renta petrolera bajará este año a USD 3.500 millones.

“La renta petrolera este año 2015 va a estar en un promedio de USD 3.500 millones. El año pasado fue de USD 5.400 millones”, afirmó el máximo ejecutivo de la estatal de petróleo y gas de Bolivia.

Entonces unos 2.000 millones de USD no se los tendrá disponibles, lo que perjudicará al país, porque no existe otra forma de conseguir ese dinero -a no ser por el préstamo chino de USD 7.500 millones que se anunció públicamente-.

Ante ello varios expertos y dirigentes estatales anunciaron que se podrá discutir en el Parlamento boliviano una “Ley de Incentivos petroleros” enfocado a “84 proyectos hidrocarburíferos en 63 áreas, lo que permitirá que se incremente a 11 TCF adicionales, reponiendo el consumo e incrementando las reservas de gas”.

Ese proyecto “de Promoción para la Inversión en Exploración y Explotación Hidrocarburífera” bien podría ser un capítulo de la nueva Ley de Hidrocaburos; sigue faltando la piedra angular de todo el sistema energético boliviano: una nueva Ley de Hidrocarburos y una nueva Ley de Electricidad.

Este Fondo de Promoción a la Inversión de Exploración y Explotación Hidrocarburífera financiado con el 12% de los recursos provenientes del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH) busca “incremento a inversiones en exploración y explotación”, con su obvio estímulo a la producción de petróleo crudo; a la producción de condensado asociado al gas natural; a la producción adicional de condensado asociado al gas natural y a los campos gasíferos con reservorios de gas seco, campos marginales y/o pequeños o “en declinación”.

El “pero” de este tema es que las cifras que eventualmente podría destinar a esos proyectos son -y cualquier experto en economía-energética puede ayudarme- pequeñas comparativamente y no van a ser ni suficientes ni muy importantes.

Es un poco complicado que “por ley” se incentive a “producir más y mejor”, cuando sabemos que el mercado es poderoso y no está sujeto a ley alguna. Lo mejor para el mercado es darle condiciones mínimas para que los capitales vengan.

En el referido proyecto se “incluye” de “inversionistas” a las regiones productoras de gas/petróleo (que utilizarían un poco capital, pero capital que les es útil para su desarrollo regional); interesante hubiera sido disponer de una parte de las RIN (reservas internacionales) y del crédito chino para proyectos de exploración a escala, explotación, modernización de refino y de industrialización en vez de recortar “por ley” el IDH a las regiones o hacerlas “inversionistas” en temas que requieren volúmenes muy grandes de capital a alto riesgo.

Ojalá que en cinco años estos “incentivos” logren incrementar 11 trillones de pies cúbicos (TCF) de gas natural a nuestras reservas, como es su propósito inicial. (Hoy Bolivia tiene reservas probadas de gas natural en 10.45 TCF. De petróleo condensado están en 211,45 millones de barriles). Queda en mesa, sin embargo, discutir el fondo de la cuestión: estructuralmente el país necesita incentivos vía una nueva Legislación de Hidrocarburos, la movilización de sus RIN y el establecimiento de un Fondo Soberano que atraiga inversiones y genere rentabilidad vía negocios exitosos que genere en otros países. Es ingeniería financiera.

El autor es consultor del sector privado, sigue sus análisis en Twitter: @bguzqueda

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