Europa busca subirse al ferrocarril transcontinental



La concreción de un ferrocarril bioceánico sudamericano que cruce desde el Atlántico, en Brasil, hasta el Pacífico, en el Perú, encendió la imaginación de muchos en el continente cuando fue propuesta hace unos años.

El Gobierno de China lleva a tiempo promocionando su apoyo al proyecto. Pero ahora Europa también busca subirse al tren.

El secretario de Estado del Ministerio de Transporte e Infraestructura Digital de Alemania, Rainer Bomba así como veinte representantes más de las esferas económicas europeas estuvieron en Perú.

“Muchas empresas germanas medianas, así como la multinacional Siemens y la principal empresa ferroviaria alemana Deutsche Bahn, buscan ser parte del Corredor Ferroviario Bioceánico Central”, dijo Judith Eckert, de la Asociación Empresarial para América Latina (LAV, por sus siglas en alemán), según declaraciones recogidas por el medio estatal alemán Deutsche Welle. Otros medios informaron que entre las empresas interesadas está también la suiza Molinari.

La propuesta europea abarcaría la construcción de la infraestructura, así como la venta y mantenimiento de las locomotoras y demás material.

El proyecto tiene dimensiones épicas. Se estima que su costo podría ascender a US$10.000 millones.

Y, de concretarse, atravesaría un verdadero campo minado de controversias ambientales, pues cruzaría por la sensible región amazónica. Pero, además, también está el tema de las sensibilidades nacionales.

¿POR BOLIVIA?

Efectivamente, una de las versiones del proyecto no incluye a Bolivia, sino que propone un trazado directo entre Perú y Brasil. Y eso ya desató una polémica entre peruanos y bolivianos en el pasado.

“No sé si Perú nos hace una jugada sucia”, comentó Evo Morales, en octubre de 2014, cuando también sostuvo que el proyecto sería “más corto, más barato” si atravesara Bolivia.

Independiente de la controversia anterior, las autoridades alemanas están cortejando la participación de Bolivia en el proyecto.

En su visita a Bolivia, el funcionario alemán Rainer Bomba se refirió al país como un “jaguar fuerte”. Y, según reseñó la prensa boliviana, ya se trabaja en la conformación de una comisión técnica binacional para afinar la propuesta.

SUEÑO O PESADILLA

Inicialmente, la propuesta de este tren que cruzaría el corazón del continente estuvo asociada con China.

En mayo de 2015, el primer ministro chino Li Keqiang recorrió la región buscando acuerdos sobre la iniciativa.

Para China, el tren representa la posibilidad de un vínculo más directo para que las materias primas que importa de Brasil lleguen al Pacífico y de ahí a Asia, en vez de tener que dar la larga vuelta marítima por el Cabo de Hornos. Y además es un engranaje clave en la estrategia de expandir su influencia diplomática en la región.

“Sería un trofeo y una pieza clave de toda la relación, si sale bien”, dijo Kevin Gallagher, profesor de la Universidad de Boston y autor de estudios sobre el vínculo China-América Latina.

“Todo el proyecto es una gran promesa, pero debe hacerse bien o se puede volver una pesadilla”, advirtió en diálogo con BBC Mundo el año pasado.

IDEA POPULAR

Lo mismo, por supuesto, se aplicaría al proyecto alternativo que están proponiendo los empresarios europeos.

Por el momento, las naciones sudamericanas involucradas en la iniciativa pueden reconfortarse con la idea de tener a varios pretendientes detrás de la posibilidad de financiar y construir la que sería una de las grandes obras de infraestructura en la historia del continente.

Nadie sabe si el ferrocarril transoceánico finalmente podrá superar las barreras políticas, ambientales, técnicas y económicas que se interponen a su realización. Pero lo cierto es que cada vez más países se interesan en intentarlo.

 
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