Cómo combatir las várices durante el embarazo



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Existen várices que no molestan para nada o que ocasionalmente provocan pesadez o dolor en las piernas. Sin embargo, hay otras que aparecen o se acentúan durante el embarazo, debido al aumento de la presión del útero sobre las venas de la pelvis y el incremento del volumen de sangre que circula en el cuerpo.

“En la gestación, el sistema venoso es muy sensible por tres factores que dificultan el normal retorno de la sangre al corazón: Aumento de la progesterona y estrógenos, incremento del flujo venoso, y compresión del útero, que sumado algún antecedente familiar con este mal, la madre se constituye en una firme candidata a tener várices”, explicó el flebólogo de Arias Medical, Luis René Arias Villarroel.

Aumento de progesterona y estrógenos. Dichas hormonas comienzan a aparecer en los primeros días de la concepción y a partir de ahí van en aumento hasta llegar al parto. Las mismas que ejercen un potente efecto dilatador sobre la pared venosa provocando síntomas de pesadez y cansancio, que se exacerban durante el transcurso del día y aún más en épocas de temperaturas elevadas.

Incremento del flujo venoso distal.- En el segundo trimestre del embarazo aumenta el flujo de sangre proveniente del útero gestante, mediante las venas uterinas que van a desembocar en la vena cava. Este aumento de volumen sanguíneo produce un enlentecimiento del flujo sanguíneo distal, ya que la vena cava es la que recolecta además de sangre proveniente de los miembros inferiores y sistema digestivo.

Compresión del útero grávido.- Ya en el último trimestre, la compresión del útero gestante sobre la vena cava dificulta aún más el retorno de la sangre al corazón. En este periodo se acentúan los síntomas de pesadez y cansancio, sumados a dolor e hinchazón de piernas, en especial si la mujer ha tenido várices antes de la concepción.

Según Arias, si la embarazada ya tiene várices, para reducir las molestias es conveniente dejar reposar los pies sobre una almohada o una banca que le permita tener las piernas elevadas para evitar que se hinchen y se presenten calambres.

TRATAMIENTO

El tratamiento para una mujer gestante comienza 40 días después de que haya dado a luz y este no interfiere con la lactancia materna que seguirá normalmente sin alteración alguna. La cantidad de sesiones con la crioescleroterapia dependerá del grado y extensión de las várices, sumadas a la edad y peso corporal de la persona.

“Las várices que son detectadas en el embarazo por lo general son de grado dos y bastante gruesas. Su tiempo de tratamiento dependerá si la madre es delgada o robusta y si ha llevado una vida activa o pasiva para que la evolución será rápida o lenta”, dijo Arias.

PREVENCIÓN

Si bien no existe una manera de prevenir la presencia de las várices en algunas mujeres embarazadas que tienen antecedentes familiares, en otros casos les es muy útil el caminar, porque contribuye a que exista una buena circulación que durante la gestación aumenta por la presencia del bebé en la cavidad uterina.

“El caminar aunque sea una vuelta a la cuadra mejora la circulación. La gestante debe esforzarse por mantenerse dentro del peso recomendado para la etapa en que se encuentre. Dormir del lado izquierdo con los pies sobre una almohada y recostarse del lado izquierdo alivia la vena cava del peso del útero y así disminuye la presión sobre las venas de las piernas y pies”, finalizó el especialista.

 
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