Ali, el hombre que nació para ser el más grande

Quién no recuerda sus memorables combates ante Joe Frazier y Ken Norton, además su enfrentamiento por la desigualdad.


La gente y el ciudadano común le rindieron ayer homenaje en su ciudad natal, en Louisville.

El legendario Muhammad Ali (Cassius Clay) falleció la pasada noche en Phoenix a la edad de 74 años, pero el púgil, que nació en Louisville (Kentucky) en 1942, dejó una leyenda de grandeza dentro y fuera del cuadrilátero que le ha convertido en un inmortal.

Sus grandes condiciones físicas le permitieron convertirse en un boxeador único dentro de los pesos pesados con una velocidad y reflejos que nunca más se ha visto dentro de esa categoría.

Además de sus genialidades dialécticas, enfrentamiento con todo lo que fuese desigualdad hacia la raza negra, fue un contestatario que lo llevó a negarse a ir a la guerra de Vietnan.

Nada de eso impidió que Ali, que se cambió su nombre original de Cassius Clay, al final de su carrera profesional, en la que conquisto varias veces el título mundial.

Su carrera profesional se inició al conseguir la Medalla de Oro en las Olimpíadas de Roma, en 1960, en la categoría de los semipesados.

A partir de ese momento nunca más dejó de ser una gran figura, inclusive cuando no pudo boxear por haberse negado a ir a Vietnam (1967) -se declaró objetor de conciencia-, pero se convirtió en un líder al que los jóvenes querían escuchar y reflexionar sobre su compromiso sobre la igualdad para todos en Estados Unidos, y la defensa del pacifismo. Sin embargo, sus momentos estelares los vivió dentro del cuadrilátero con peleas como las que protagonizó el 25 de febrero de 1964 contra Sonny Liston, al que retó durante el pesaje y luego lo ganó en el duelo que tuvo como escenario Miami Beach. El temible Liston se dio cuenta que no podía superar la velocidad de Ali, que le castigó con punzantes jabs y rápidas derechas al rostro, aunque casi tira la toalla después del cuarto asalto, quejándose de juego sucio.

“Sácame los guantes, quiero demostrarle al mundo que hay juego sucio”, relató el entrenador Angelo Dundee, repitiendo las palabras que Ali le dijo en la esquina. Dundee rechazó hacerlo, Ali se recuperó en el quinto asalto, y ganó el título por abandono de Liston tras el sexto.

Algo más de un año después llegó la pelea revancha, en el St.Dominic’s Youth Center de Lewiston (Maine), donde el escándalo fue mayor después de que el árbitro Jersey Joe Walcott, un excampeón del peso completo, contase hasta diez, pero cuando Liston se puso en pie, Walcott se confunde permite que continúe la pelea.

La era de las peleas multimillonarias comienza cuando Ali y el campeón Frazier reciben 2,5 millones de dólares cada uno por su duelo entre invictos en el Madison Square Garden.

Ninguno de los dos defraudó en la llamada “La Pelea”, en la que Ali subía por tercera vez al cuadrilátero después de haber estado fuera de acción tres años y siete meses por negarse a ir a Vietnam.

Ali utiliza todos los trucos en su arsenal para ganar tiempo y tratar de impresionar a los jueces, pero Frazier, que no paraba de ir hacia adelante, lo pone al borde del nocáut en el undécimo asalto y lo tiró en el decimoquinto. Al final perdió por decisión unánime.

Ali vuelve a tener protagonismo cuando el 10 de septiembre de 1973, Ken Norton, que le había roto la mandíbula al vencerlo por decisión dividida el 31 de marzo de 1973, le da la revancha.

Cuando faltaba un asalto en la revancha en el Forum de Inglewood, California, Ali estaba a punto de sufrir otro revés, abajo por dos puntos en una de las tarjetas y empatado en las otras dos. Pero domina el primer minuto del asalto, consigue resistir los dos últimos minutos, y gana por decisión dividida.

Una derrota posiblemente hubiese cambiado la historia del peso completo y de la leyenda de Ali.

EFE

 
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