Chile campeón ¿ahora qué hacemos?

La relación profesional cotidiana con el entorno palaciego y real que discurre por las oficinas y pasillos de esa vieja casona contagió a mi corresponsal de un interés inusitado por el fútbol, una de las dos más fuertes pasiones del presidente Evo.

Al comprobar tal hecho quedé estupefacto al escuchar la otra noche a mi palomitay periodista: “esta noche la dedicaremos a escuchar la transmisión del partido de fútbol entre Argentina y Chile que jugarán la final de la Copa Centenario en los Estados Unidos…”.

Inmediatamente me di cuenta de la influencia que ejerce sobre mi cholita reportera nuestro Presidente Vitalicio, hoy recluido en la Residencia Presidencial por hallarse en refacción y con muletas.

A manera de disculpa, conté a mi comadritay que yo me retiré de las prácticas balompedísticas al mismo tiempo que el inolvidable Víctor Agustín Ugarte, tupizeño y que desconocía a los famosos, exceptuando a Evo Morales.

Con esos antecedentes nos pusimos a escuchar el encuentro entre los equipos de Argentina y Chile.

La cholita cochabambina para hacerme feliz había preparado café caliente, una pierna de chancho al horno y otras delicadezas que suelen consumirse en la famosa Curva sur que fue mi refugio dominguero en los tiempos del Chupa Riveros y del Chicho Navarro.

Compitieron bravíamente argentinos y chilenos llegando a la etapa de los penales, cumplida la cual triunfaron en buena ley los bravos chilenos.

Aplaudí frenéticamente a los chilenos hasta que la descendiente de las Heroínas de la Coronilla, herida en su patriotismo me quitó la pierna de chancho y que yo engullía golosamente y dijo con severidad. “¿Cómo puede usted, compradituy, aplaudir tan entusiastamente a los chilenos si ellos nos arrebataron el mar y nuestro Litoral?”. Yo le contesté que una cosa es la guerra y otra muy diferente es el fútbol.

Es en ese entendido que en esa noche de fútbol mis aplausos deportivos fueron para los futbolistas chilenos que gallardamente triunfaron sobre los renombrados argentinos que -con Messi a la cabeza- salieron perdidosos de la cancha.

La cholita cochabambina nacida en Quillacollo no se dio por vencida y con patriótica convicción siguió diciéndome: “¿Y ahora qué haremos si los Campeones de América son los chilenos…?”.

Para inyectarle una dosis de esperanza le dije: “Dentro de poco tiempo, Evo Morales ya estará rehabilitado y podrá hacer frente a cualquier seleccionado, no sólo de Chile sino a cualquier seleccionado del planeta”.