Hay planes diabólicos

Pregunté a mi corresponsal en el Palacio Real de la plaza Murillo si había podido apreciar que se le movió uno o dos pelos al presidente vitalicio Evo Morales cuando supo la buena acogida que tuvo Samuel Doria Medina al presentarse ante el tribunal que lo juzga en Sucre; la reportera cholita me contestó que ella nunca se anda fijando en los pelos de nadie y menos de Evo, porque ahora el peluquero le unta a éste con gomina y otros menjurjes.

Sin ánimo de fastidiarla insistí en mi pregunta intencionada y le solicité si ella había podido advertir alguna reacción presidencial acerca de la aparición casi oficial del opositor.

Hice todo este preámbulo acerca de la virtual proclamación de otro candidato a presidente y lo único que pude obtener fue una sonrisa mefistofélica de mi corresponsal, cuya posición política no muy sólida a favor del Presidente Vitalicio se basa en puro sentimentalismo, muy propio de las gentes de Quillacollo; a quien solamente le puede sacar que Evo no toma en serio a ningún candidato de la oposición porque, según él, su presidencia está asegurada por los dioses aymaras, quechuas y tupa-guaraníes, según se lo han revelado los yatiris que son los profetas del reino.

Al conocer esa acción metafísica de nuestros amigos, pedí a la cochabambina que se pusiera en contacto con los mismos, pues yo no creo en esas supercherías y ella sí, porque su autoctonía permanece, mientras que yo trato de aferrarme a mi fe católica y mis filósofos de la democracia cristiana.

Entonces pedí que ella fuera inmediatamente a buscar a Kalimán, Mandraque y Titirico para formularles una consulta no pagada.

Al retorno de mi corresponsal con polleras, ella sonrió triunfalmente y me dijo: “los sabios autóctonos dicen que Evo tiene ya asegurado su triunfo que lo atará a la presidencia del Estado Plurinacional y Folklórico hasta que las velas no ardan…, o sea el día de San Blando que no sabemos ni cuándo comienza ni cuándo termina”.

Mientras tanto otros pueblos felices como Estados Unidos se aprestan a elegir al sucesor o sucesora de Barack Obama, quien gobernó el imperio durante dos gestiones y no se engolosinó con el poder, que es la tentación de los actuales gobiernos populistas.

Al final y para hacer las paces con Macacha, nos abrazamos y enviamos a dúo nuestros deseos de buena suerte a Samuel Doria Medina y a los otros valientes que aspiran a derrotar a los yatiris y a Evo mismo.