¿Batería o célula de combustible en el automóvil?



 Los autos eléctricos son de dos tipos: aquellos que disponen de baterías recargables y se enchufan, y los que tienen células de combustible que convierten gas hidrógeno en electricidad limpia.

A diferencia de los que se impulsan con gasolina, los automóviles que van con baterías o células de combustible no emiten carbono a la atmósfera cuando se mueven. Pero ponerlos en servicio a gran escala precisará de una nueva y costosa infraestructura para permitir recargar las baterías o suministrar el hidrógeno.

Una cuestión clave para los ciudadanos es saber qué tecnología de transporte recorta las emisiones totales al menor coste, las baterías o las células de combustible. Más allá del transporte, ¿podría la tecnología basada en el hidrógeno proporcionar también energía limpia para calentar e iluminar edificios, como sugieren ciertas investigaciones?

Un nuevo estudio realizado por científicos de la Universidad de Stanford en EE.UU. y de la Universidad Técnica de Múnich en Alemania, es el primero en abordar ambas cuestiones de manera detallada.

El equipo de Markus Felgenhauer y Matthew Pellow se centró en California, líder en transporte mediante vehículos eléctricos. Los automóviles con baterías eléctricas están aumentando su popularidad en todo ese estado. Pero solo unos pocos fabricantes han empezado a ofrecer vehículos con células de combustible. Para animar una adopción más amplia, el estado de California ha otorgado más de 92 millones de dólares para disponer de una red de 50 estaciones de reabastecimiento de hidrógeno hacia 2017.

Actualmente, ninguna de las fuentes de energía alternativa para automóviles está completamente libre de emisiones. Algunas personas enchufan sus automóviles de baterías eléctricas a la red de suministro, que proporciona electricidad generada en buena parte por combustibles fósiles que emiten carbono.

 De igual manera, la mayor parte del combustible de hidrógeno se obtiene a partir del gas natural a través de un proceso industrial que emite dióxido de carbono como subproducto. Un método alternativo, la electrólisis, utiliza electricidad (generable a partir de energía solar) para descomponer agua en hidrógeno limpio y oxígeno, pero la técnica requiere mucha energía y todavía es muy cara.

En el estudio, los investigadores crearon futuros escenarios para la ciudad de Los Altos Hills, una comunidad soleada y próspera de unos 8.000 residentes en el condado de Santa Clara, a unos pocos kilómetros del campus de Stanford. Los Altos Hills se distingue por una capacidad de generación solar inusualmente alta.

Los escenarios se centraron en unos 10 a 20 años en el futuro, cuando se espera que los vehículos con baterías y los equipados con células de combustible tengan un uso mucho más amplio, y cuando la energía solar y los dispositivos de electrólisis que la usan tengan un coste competitivo respecto a la red eléctrica.

Los resultados del estudio indican que muchas comunidades harían bien en invertir en vehículos eléctricos que funcionen con baterías en vez de con células de combustible de hidrógeno, en parte porque la infraestructura del hidrógeno proporciona pocos beneficios energéticos adicionales para la comunidad, aparte de un transporte limpio.

 
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