[Georgette E. Bretel de Aliaga]

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Precedencia en la mesa de Navidad



Sabemos que la precedencia es una de las cosas más importantes. Esta no es más que la ubicación del puesto que se asigna a las personas, es el orden jerárquico asignado por los anfitriones en una escala valorativa para que exista un intercambio más relajado y distendido, donde procuramos que exista afinidad, reine la cortesía para que la actividad se desarrolle de la manera más cordial entre todos quienes participan en un determinado acto o evento, pudiendo ser público o privado (oficial, religioso, militar, laboral, etc.).

En esta ocasión vamos a referirnos únicamente a la ubicación de nuestros invitados en la mesa de Navidad.

Normalmente, nuestros invitados se sientan en el lugar que les asignamos y no donde ellos desean.

En reuniones de tipo familiar o con amigos, estos detalles no son menos importantes. Sin embargo, son menos protocolares y podemos permitirnos dejar a un lado ciertas formalidades.

En esta ocasión, cada invitado podría buscar la ubicación que desee, sin embargo si son muchas las personas invitadas, podríamos propiciar que exista un desorden que nos altere de manera considerable todo lo que hemos planificado para tener una cena agradable, es por esta razón que sugiero planificar un orden previo que no vaya necesariamente relacionado con la precedencia convencional.

Es muy normal que en la cena de Navidad, los niños e incluso los mayores no sepan dónde sentarse, especialmente cuando tenemos la casa llena de invitados.

Y AHORAÂ… ¿DÓNDE ME SIENTO?

Para evitar un mal rato, voy a sugerir algunas ideas para situar a nuestros invitados descartando el sistema o método francés o el anglosajón.

Yo prefiero dejar las cabeceras de la mesa para los anfitriones de la casa en todo momento, en este caso deberíamos situar a las personas mayores a la derecha e izquierda de los anfitriones.

Para ser más prácticos, en lugar de intercalar hombres y mujeres como normalmente debería ser, podemos situar a los niños al lado de los padres y así ejercer un mayor control sobre ellos.

A los invitados que no tengan niños, podemos ubicarlos bajo un criterio de afinidad, propiciando de esta manera que exista un intercambio ameno entre ellos.

Cuando hay muchos niños, una muy buena opción es montar una mesa para ellos, si bien esta mesa puede ser algo menos elaborada (sin copas de vinos por ejemplo), debemos procurar darles la misma dedicación e importancia, pues no por ser niños no la merecen, en todo caso son fragmentos de su niñez que nunca se olvidarán y formarán parte de un lindo recuerdo. No es difícil pensar en la ornamentación de la mesa, con motivos navideños y detalles que hagan que nuestros hijos se sientan igual de importantes que los demás.

Generalmente, el menú suele ser algo distinto al de los mayores, platos menos fuertes evitando algunos condimentos que podrían ser inapropiados para su salud, picantes y/o salsas que podrían ser desagradables para sus paladares y en ocasiones platos que podrían contener algún tipo de alcohol como el vino o cerveza dependiendo del plato que se sirva de acuerdo con la costumbre de cada región.

Una buena idea es hacer que los niños coman un poco antes que nosotros aunque también pueden hacerlo al mismo tiempo.

Si tenemos algún invitado especial como suele ocurrir en algunas ocasiones, un buen detalle es ubicarlo cerca de alguno de los anfitriones pudiendo ser incluso a la derecha, cuidando y respetando mucho el criterio de la edad de los mayores de la casa.

Cuando se organiza una cena oficial, se utilizan tarjetas de ubicación lo cual podría ser una muy buena idea si el número de invitados lo amerita, esto permitirá que el ingreso a la mesa sea bastante ordenado, estas deberán indicar con claridad el nombre de cada comensal y así cada uno sabrá cuál es su ubicación, no es necesario realizar un gasto extra para la elaboración, bastará con diseñar con un trozo de cartulina doblada que contenga el nombre de cada invitado y si es escrito a mano será mucho más práctico. Esta cartulina o tarjeta debe ser puesta delante del plato base o de fondo con el nombre vista al comensal.

Si no son muchos los invitados, bastará con que alguno de los anfitriones esté atento en el momento de pasar a la mesa y vaya indicando a los invitados cuál es su asiento de acuerdo con lo previsto para evitar confusiones.

La cena de Navidad es tal vez una de las más importantes a nivel familiar, muchas veces es el pretexto perfecto para que desde distintas latitudes lleguen los integrantes que por alguna razón se encuentran lejos, es la celebración en la que recordamos la noche en que nació Jesús y aunque las costumbres pueden variar de un país a otro, es bastante común realizar una reunión familiar no solo para cenar, incluso intercambiar obsequios y es considerada como una fiesta de carácter cultural y familiar ya que también se reúnen las familias, aunque no haya una celebración necesariamente religiosa.

No es importante la forma, lo importante es tener la bendición de podernos reunir con nuestros seres queridos y juntos recordar el nacimiento de Jesús.

 
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