Trump y el ‘botón rojo’: ¿Quién toma la decisión en EE.UU. sobre el ataque nuclear?

Según los expertos, todo depende de las condiciones en las que se toma la decisión de lanzar los misiles nucleares.

El 20 de enero, el día de investidura del nuevo presidente de EE.UU., un hombre con uniforme con un misterioso maletín acompañaba a Barack Obama en una ceremonia en el Capitolio de Washington.

Tras la toma de posesión el objeto más importante que esconde el maletín, el ‘botón nuclear’ o el ‘botón rojo’, está a disposición del nuevo presidente, que será la única persona en EE.UU., que tiene el derecho de dar la orden que puede llevar a la muerte de millones de personas en menos de una hora.

Conociendo el temperamento y carácter impulsivo del presidente electo de EE.UU., Donald Trump, muchos ahora se preguntan si existe alguna posibilidad de evitar una decisión apresurada o inadecuada del nuevo mandatario, que podría llevar a consecuencias desastrosas.

El corresponsal de la cadena BBC en temas de seguridad, Frank Gardner, ha tratado de explicar el mecanismo del temible ‘botón nuclear’ y contar posibles escenarios que pueden llevar a su activación.

¿QUIÉN DECIDE SI MILLONES DE PERSONAS HAN DE MORIR O VIVIR?

De acuerdo con Gardner, en la estructura de mando de EE.UU. además del presidente hay otras personas, como por ejemplo, el futuro ministro de Defensa, el exgeneral de la Armada, James Mattis, que estarán involucradas en el proceso entre el momento de la orden y su ejecución.

No obstante, un especialista en materia de no proliferación nuclear, Mark Fitzpatrick, del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos en Washington, señala que nadie puede prohibir al presidente dar una orden de este tipo.

• LADO TEÓRICO

Los expertos explican que el escenario en el que un presidente incontrolable tomara una decisión de este tipo por sí solo es poco realista. Pero, en teoría, si el presidente da una orden de este tipo al ministro de Defensa, bajo la Constitución está obligado a ejecutarla.

En teoría, el ministro podrá rehusar el cumplimiento de dicha orden si tiene razones para dudar de la salud mental del presidente, pero es equivalente a la sublevación militar. El presidente, por su parte, tiene derecho a cesarlo en el lugar y de inmediato dar la misma orden al viceministro.

Mientras tanto, de acuerdo con la enmienda 25 a la Constitución de EE.UU., el viceministro podría anunciar que el presidente se ha vuelto loco y no puede tomar las decisiones adecuadas, pero para esto es necesario que consiga el apoyo de una mayoría del gabinete.

• DIFERENTES CONDICIONES – DIFERENTES DECISIONES

De cualquier modo, según un exfuncionario de la Casa Blanca, todo depende de las condiciones en las que se toma la decisión de lanzar misiles nucleares. Si es el resultado de una larga discusión, y una decisión con conocimiento de atacar a un país X, mucha gente va a participar en este proceso. Lo más probable, es que implicará al vicepresidente, al asesor de Seguridad Nacional, y la mayoría del gabinete.

Pero si EE.UU. se enfrentara a una amenaza estratégica inesperada, por ejemplo si fueran detectados misiles nucleares enemigos dirigidos hacia el territorio del país, entonces el presidente podría dar la orden para lanzar misiles nucleares personalmente.

¿CÓMO FUNCIONA EL ‘BOTÓN NUCLEAR’?

Dentro del maletín, que siempre está en las proximidades del presi-dente, además del omnipo-tente botón, se encuentra también el llamado ‘libro ne-gro’ que narra los posibles escenarios, que incluyen ata-ques nucleares por parte de EE.UU.

Para poder acceder a él, el presidente debe verificar su identidad mediante una tarjeta de plástico especial. Hay ru-mores de que uno de los pre-sidentes anteriores supuesta-mente una vez perdió la tarjeta, dejándola en el bolsi-llo de su chaqueta, que fue enviada a la tintorería.

Después de que el presi-dente selecciona objetivos pa-ra la destrucción nuclear del ‘menú’, a tra-vés del presidente del Comité Conjunto de los jefes del Estado Mayor mediante una orden al puesto de mando del Pentágono, y luego, con la ayuda de los códigos sellados, da otra orden a la sede del Comando Estra-tégico de EE.UU. en la base de la Fuerza Aérea de Offutt en Nebraska.

Al final la orden de poner en marcha los cohetes se transmite a las unidades de lan-zamiento, utilizando códigos cifrados que deben coincidir con los que se almacenan en su caja fuerte.

30 MINUTOS PARA EL ARMAGEDÓN

Se sabe que EE.UU. y Rusia juntos tie-nen suficientes misiles nucleares para des-truirse varias veces el uno al otro. El arse-nal nuclear total de ambos países supera el 90% de todas las armas nucleares en el mundo.

La velocidad de un misil balístico intercontinental, por su parte, puede llegar a 27.000 kilómetros por hora. Salen de la atmósfera de la Tierra, y luego comienzan a caer hacia su objetivo a una velocidad de 6,5 kiló-metros por segundo y ya no pueden ser detenidos. Así, el vuelo de un misil entre Rusia y EE.UU. toma de 25 a 30 minutos.

FUENTE: RT.

 
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