El Día de la Mentira

Contagiada por las expresiones verbales y los inventos idiomáticos que emanan del Palacio Real de la plaza Murillo, donde dignamente trabaja mi corresponsal Macacha viuda de Nemesio, alma bendita a quien recuerdo cuando la cholita periodista y yo carnavaleamos en Oruro, hoy me sorprendí con la primicia periodística de que fue creado el Día de la Mentira y comenzará a festejarse dentro de algunos días.

Al conocer tal notición, mi incredulidad me llevó a preguntar a la patriota palaciega si nuestro Presidente Vitalicio había dictado un decreto instruyendo tal fiesta con carácter nacional, pero la periodista me negó la existencia de esa norma legal, aunque en el Palacio Real no se habla de otra cosa, que ella había escuchado decir a un entusiasta hincha de nuestro Presidente futbolista que podría producirse alguna reyerta con los jugadores del equipo contrario.

Mi inteligente comadritay me sugirió que comunicase telefónicamente a mis tías que viven en Europa la creación en Bolivia del “Día de la Mentira”, idea que acepté porque me pareció muy original, muy propia de “un typical país”. Mi tía Restituta, que tiene un negocio de nabos en Suecia, se puso muy contenta al saber que por fin se creó el Día de la Mentira y si esto se hubiera hecho en la época de los liberales, ella no habría tenido que salir de Bolivia y vivir en Suecia vendiendo nabos. Mi tía Clotilde Quiroga de Von Karajan que vive en Berlín se molestó al saber acerca de la creación y festejos del nuevo aniversario, porque en Bolivia nos estamos acostumbrando a la mentira y todos nos mentimos, resultando ganador quién miente más y mejor.

Felizmente durante nuestra larga asociación profesional con mi colaboradora periodística, evitamos decirnos mentiras o tal vez alguna hubo para no causarnos daño. En homenaje a ese día, yo le diré: usted es la cholita cochabambina más bonita y ella me responderá, y usted es el periodista más inteligente.

En honor al Día de la Mentira habremos dicho muchas verdades, por lo que pedimos disculpas al distinguido público que nos lee.