21 de febrero de 2016, derrota que el MAS sigue sin admitir


Hace exactamente un año, un día como hoy, el Movimiento al Socialismo (MAS) tuvo la derrota más grande en los 11 años de gestión que tiene, la mayoría de la población rechazó con su voto la intención de cambiar el artículo 168 de la Carta Magna para que Evo Morales pueda postularse por tercera vez consecutiva a la presidencia.

Desde entonces a la fecha, el oficialismo no admite la derrota y responsabiliza a la oposición.

RESULTADO

El 9 de marzo de 2016, días después de la jornada de votación, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) emitió los resultados finales de la consulta.

A nivel nacional, la votación por el NO alcanzó el 51,34 por ciento y el sufragio por el SÍ llegó al 48,66 por ciento. El total de inscritos habilitados fue de 6.243.079 y el porcentaje de participación ciudadana ha sido del 86,65 por ciento.

CAMPAÑA

Meses antes del 21 de febrero, el Gobierno empleó todos los recursos del aparato estatal para la campaña a favor de la modificación del artículo 168 de la Constitución Política del Estado, a pesar que la Ley 026 de Régimen Electoral prohíbe usar recursos del Estado o bienes públicos para proselitismo, el Órgano Ejecutivo se organizó de tal suerte que cada ministro o ministra estaba encargado de organizar la campaña por el “SÍ” en cada región del país.

Morales, seguro del triunfo, arengaba a sus seguidores en las ceremonias de entrega de obras y concentraciones políticas en las que estimaba que el “SÍ” se impondría con más del 70 por ciento de votos; sin embargo, al final de la jornada electoral, cuando el oficialismo se guardó en sus casas y recintos de campaña, sólo salió a la luz pública el vicepresidente Álvaro García para afirmar que se trataba de un empate técnico.

“No nos pueden dar un resultado final, estamos prácticamente con un empate técnico”, aseguraba García, vaticinio que no se cumplió.

ZAPATA

La derrota del “SÍ” y las intenciones del MAS de seguir gobernando cambiando la CPE que aprobaron en 2009 fue resultado de la campaña en contra de Evo Morales, cuando el 5 de febrero, dos semanas antes del referéndum, el periodista Carlos Valverde emitió una denuncia pública de supuesto tráfico de influencias entre el Gobierno y la empresa china CAMC, la protagonista: Gabriela Zapata Montaño y su relación sentimental con el Jefe de Estado, producto de la cual nació presuntamente un hijo de ambos.

Morales no tardó en usar los mismos medios masivos para admitir la relación con Zapata y el supuesto niño, convirtiendo esas declaraciones en un interminable guion de versiones que hasta la fecha se perdieron en el laberinto entre una realidad inventada y supuestos que la Fiscalía no termina de aclarar. Ahora, Zapata está presa junto a su entorno y dos de sus abogados refugiados en Perú.

OPOSICIÓN Y MEDIOS CULPABLES

Para el MAS, los únicos responsables de la derrota del “SÍ” y la imposibilidad de que Morales pueda habilitarse como candidato a la Presidencia del país por tercera vez consecutiva, en 2019, son la oposición misma que en el Legislativo es minoría ante los dos tercios del oficialismo, y los medios de comunicación que tras los resultados negativos recibieron una serie de ataques y calificativos como “cartel de la mentira” o “mafia mediática”.

INTENCIÓN

En ese escenario, después de un año de ese resultado contrario a las aspiraciones de seguir al mando del Estado, el MAS a través de medios estatales, discursos en entregas de obras, concentraciones políticas y una intensa campaña en medios digitales, pretende revertir el rechazo de la ciudadanía para que el MAS siga gobernando los siguientes “500 años” como dicen los dirigentes campesinos afines al oficialismo, porque están seguros que “no son inquilinos del Palacio Quemado. Llegaron para quedarse”.

 
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