Aparentemente, ya no sorprende la controvertida figura del Vicepresidente, ya que sus procaces declaraciones, ofensas, insultos, incluso abominables conceptos, lo ponen fuera de la consideración y valoración que reviste su alta envestidura, dando la impresión de una carencia de respeto y orgullo personal. Solo destila odio, violencia, destrucción, dando la sensación de que perdió todo sentido de clase, de que es capaz de generar un grave conflicto social, con señales de dictador.
Por su irreconciliable odio expresó que “el triunfo de Evo Morales Ayma no tendrá razón de ser, si no damos el segundo paso para derrotar y destruir a la oligarquía k´ara”. Aprovechando su inclinación indianista se sirve de los campesinos para soliviantar ánimos e instiga a “pelear” contra blancos citadinos. Lo más insólito, se pinta grafitis con insultos y ofensas en contra de los propios aymaras, su fin es culpar a la clase media u opositores, como queriendo confrontar entre hermanos bolivianos, lo que es un delito de lesa patria que atenta contra la integridad y la Seguridad nacional.
Su tesis de 2009: “Emancipación y Contra Hegemonía en Bolivia. Estrategias para destruir la dominación k´ara”, tiene contenido con estilo de Cuba, sobre cómo someter al pueblo e imponer su nefasta revolución. El panfleto manifiesta: “Que la lucha por el poder es total, abarca el control de las instituciones del Estado, en especial de los militares, también busca el control de la individualidad y subjetividad de las percepciones colectivas y las relaciones de sentido, en realidad se trata de una guerra cultural y simbólica. El Estado colonial y republicano debe ser tomado por la multitud indígena, un instrumento para arremeter contra las anteriores estructuras de dominación, destruyendo su cultura, política, economía y sociedad”.
Tiende al control y negación del “yo propio”, anulando el derecho ciudadano, su moral y autonomía individual; quitar al k´ara su existencia y su forma de vida, quitarle su capital económico en forma incisiva y sutil; empobrecerlo para romper los mecanismos de ascenso y reproducción social, negando, excluyendo y menospreciando su formación académica, anular lo profesional e intelectual, destruir sus referentes de pertenencia (himno, bandera, escudo, símbolos, costumbres, tradiciones y formas de vida). Toda señal del antiguo poder colonial será aniquilada, arrasada, humillada, perseguida, vilipendiada, para hacer “insignificantes” a sus representantes.
Así se mostrará la fuerza del nuevo poder, a partir de los criterios de discriminación racial y social, las nuevas relaciones de la dominación indígena. Según los nuevos códigos, es preferible ser dirigente sindical o social que ser un profesional, lo que vale el signo étnico y social de poder, proyectando el Estado socialista comunitario.
En el espectro político, se plantea el uso selectivo de la crueldad política, invertir las relaciones de dominación mestiza, con un sistemático desmontaje de la democracia, “criminalizando a la oposición”, y “judicializando a la política”, con una generación estructural alternativa, para la emisión de información y construcción de sentidos colectivos (una nueva “democracia comunista”) subordinada, en la cual no existen reglas ni valores.
En lo económico, se afirma que gravitará la destrucción del capital privado, y se creará el capital colectivo, quitando al empresariado y las clases medias sus recursos materiales (hoy aferrados a la economía neo liberal), empobrecerlos, anular el peso del empresario individual, abolir la propiedad privada (tierras, bienes inmuebles), anular la influencia del dólar americano, el control y capacidad de la acumulación, y otros draconianos términos traducidos en sueños.
Aparentemente nuestra apatía e indiferencia está facilitando la irracional intención de este régimen, no hay peor ciego como el que no quiere ver. El pueblo no puede inmutarse frente a tanta mentira, engaño e hipocresía, la millonaria propaganda sublimada bajo la oscuridad moral y perversa confunde nuestra conciencia. Mantener con entereza y convicción la libertad, defender la democracia, el respeto al 21 F, la CPE (hoy pisoteada), los derechos humanos (al no respetar el voto ciudadano), así como proteger la libertad y justicia no tienen precio. No queremos un socialismo comunitario de privaciones y penurias, abramos los ojos con la única opción de hacer frente a este totalitarismo y que Dios inflame nuestra voluntad de lucha y sacrificio, frente a la destrucción y violencia por parte del MAS.
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