A la madre boliviana

Señor Director:

En el mes de mayo recordamos a todas las madres y en especial a María, madre de Dios, madre nuestra. El rezo del santo Rosario es dedicado a ella en este mes, agradeciendo a la madre llena de gracias.

Para perpetuar esta fecha y rendir homenaje y veneración a todas las madres trabajadoras por excelencia y muy sacrificadas de Bolivia, el gobierno de entonces ha establecido que el 27 de mayo sea dedicado a la madre, por ley del 8 de noviembre de 1927.

Madre, salí de tu seno delicado, como sale una espiga de una planta. Miren a mi madre, tan sencilla, tan sacrificada, que trabaja y trabaja, sin remuneración que le plazca. Cuántos proyectos pasarán por su mente. Cómo fantasea por su amor maternal. Piensa que su hijo será un héroe gallardo y valiente, o tal vez un artista de fama mundial.

Mi casa es un verdadero cielo de dicha y paz, no hay ángel tan bueno que vela por sus hijos, como es mi mamá. Quiero rosas, jazmines y muchas más flores para mi mamá en su día. Quiero darle besos en su dulce frente, con santa veneración, desde el fondo del corazón.

Cuando la madre nos mira con amor en su corazón, todo es apacible, tibio y dulce. A veces la encontramos llorando de gozo o de pena, llora sin ruido. Madre sin igual, con sonrisa franca y joven, o con finas arrugas que irradian y con los cabellos blancos como plata que relucen, mil veces bendita seas. Gracias a ellas el mundo cambia constantemente.

Atentamente,

David Espejo

O.F.S.