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Instituciones buscan su rescate

Menores que viven en calles son víctimas de la sociedad

• Decenas huyen de sus casas por la violencia que viven en sus hogares, en muchos casos se inician con el consumo de bebidas alcohólicas e inhalantes.


Las sustancias inhalantes y el alcohol hacen presa fácil de menores que viven en las calles, víctimas de la sociedad violenta.

La Secretaria de Desarrollo Social del Gobierno Municipal de El Alto, Blanca Mendoza, confirmó a EL DIARIO, que en base a convenios suscritos con Organizaciones no Gubernamentales como Munasim Kullakita, Maya Paya Quimsa y la propia Defensoría de la Niñez y Adolescencia, entre otros, se permite el rescate de menores en condición de calle, con la finalidad de reincorporarlos a su familia.

“Cuando tenemos niños y niñas en situación de calle lo que hacemos es recogerlos y remitirlos a la Defensoría 24 horas, para luego ser atendidos en instituciones como Munasim Kullakita o las otras entidades que trabajan con proyecto Calle. Todos los días se hace un barrido por las diferentes zonas con la finalidad de recatar a menores que viven en la calle”, explicó.

Rescate e

integración

Mendoza da cuenta que, si bien no todos los días se visualizan menores en condición de calle, pero por lo general se logra rescatar entre tres a cuatro de ellos. Las edades que oscilan los niños y niñas difiere, si se trata de menores lactantes o aquellos que acompañan a sus madres que están en consumo de bebidas alcohólicas o los niños que deciden huir de sus hogares por situación de violencia que registran edades desde los 10 años en adelante.

Estos menores son rescatados desde las 19.00 horas para luego ser remitidos al Hogar 24 Horas, en esta instancia y con la intervención de las organizaciones anteriormente mencionadas, lo que se realiza es un análisis de la situación de familia o la convocatoria a la familia extendida para que se hagan cargo de la atención del menor.

Adicciones

Una de las problemáticas observabas en las atenciones de menores en condición de calle, se refiere a que los mismos cuando deciden vivir en la calle, en mucho de los casos se inician con el consumo de bebidas alcohólicas, para luego pasar al consumo de inhalantes, como es la clefa, componente químico que no solo afecta su salud, sino que se con vierte en una adición que debe ser trabajada para lograr anular la dependencia, con apoyo de su familia.

“Los niños que viven en condición de calle, huyen de sus casas por el tema del ejercicio de violencia que viven en sus hogares y cuando ya viven en las calles, la mayoría están relacionados con el consumo de clefa”, observó.

Munasim Kullakita

La organización Munasim Kullakita es la organización social que trabaja tanto en la ciudad de El Alto y La Paz, donde se observó un aumento de menores en condición de calle, con quienes se realiza tres veces a la semana los denominados “trabajo de calle”, para recabar los problemas y riesgos por los cuales ellos atraviesan al decidir vivir en las calles.

Entre las zonas donde existe la presencia de menores en condición de calle, en El Alto, se encuentran la Ceja de El Alto, inmediaciones de la Universidad Pública de El Alto (UPEA), Villa Dolores, Senkata identificado como el área de alto riesgo ante la presencia de camiones de transporte interprovincial, donde menores estarían siendo inducidas a la prostitución callejera; además de Río Seco por la presencia de discotecas, centros nocturnos, sala de masajes, entre otras actividades que logran captar a las menores con la finalidad de prostituirlas.

Urbe paceña

En la ciudad de La Paz, las zonas de alto riesgo para menores en condición de calle, se identifica a Villa Fátima, Plaza Alonzo de Mendoza, San Francisco, El Prado, Buenos Aires y Garita de Lima, donde la proliferación de bares, cantinas, centros nocturnos, generan riesgos a menores que realizan la venta de sus productos (cigarrillos – dulces), mucho más cuando ellos deben trabajar por la noche y parte de la madrugada.

“Puedo asegurar que el fenómeno, sigue aumentando y profundizando su incidencia en las y los menores, quienes desde los 10 hasta los 17 años, están en condición de calle. Debido a muchos factores, pero principalmente al hecho que la familia fuera de estar ausente, para ellos se ha convertido en el ámbito que crea conflictos, violencia y expulsión de los menores, aspecto que ocasiona para ellos la pérdida de referentes importantes como es el cariño y comprensión de los padres”, explicó el director de la entidad Ricardo Giavaveni, en anteriores contactos.

Difícil panorama

Giavaveni, desde hace años observó que la mayoría de los menores en condición de calle prefieren seguir viviendo en esta situación, porque encontraron en la calle “un entorno de amigos y amigas que al ser sus pares en la misma problemática, los entienden, los escuchan y tiene un lenguaje e inquietudes comunes, aspecto que sirve de apoyo, pese a los riesgos que deben afrontar, ante los contextos de inseguridad, vulnerabilidad”, ante la existencia de delitos cometidos con ellos como la violencia sexual comercial, consumo de inhalantes, bebidas alcohólicas y amistades que no colaboran con orientación para mejorar sus ideales, sino por el contrario, “aprovechan la precariedad de la calle”.

Para esta problemática se identifica la existencia de redes de personas y negocios, quienes han entendido la situación de los menores en condición de calle, para aprovechar el comercio sexual.

 
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