Educación productiva y liberadora

Nuestros pueblos originarios de la región andina-amazónica se han caracterizado siempre por su organización comunitaria y colectiva, su conocimiento profundo de la naturaleza, su amor a la madre tierra, sus virtudes morales, su entrega al trabajo productivo y formas de vida social, económica y cultural.

Pero en el campo educativo, las autoridades no dieron importancia a la educación regular y pública del indígena boliviano, por tanto, desde los años 1825 a 1856 las comunidades indígenas estaban excluidas de la creación de escuelas para sus hijos, aunque algunas autoridades, con el correr de los años, instruyeron a los patrones, párrocos, corregidores y otros que manejaban directamente la penosa suerte del indígena, enseñar rezos, escuchar sermones, etc., para que sean sumisos, buenos hijos de Dios y servidores fieles a sus patrones, a las familias criollas opulentas y a las autoridades administrativas explotadoras.

Pero a través del tiempo la sociedad ha ido cambiando de mentalidad para concebir y encarar una educación al servicio del pueblo boliviano, elaborando varias disposiciones organizativas, destinadas a orientar con bases, fines, objetivos y políticas, la nueva educación boliviana. Y en ese marco se han propuesto en los años 1970 a 1990 crear una Dirección Nacional de Educación de Adultos y Educación no formal, que hoy es la “Educación Alternativa”, que consideró una educación para todos los habitantes bolivianos en la formación técnica, humanística y agropecuaria, con demandas concretas acerca de una educación productiva y liberadora del pueblo andino-amazónico que favoreciera en su integridad y muy especialmente a las comunidades rurales muy alejadas del país, que jamás han tenido una escuela, un profesor. Pero hoy gozan y practican, en gran parte del país, de una educación comunitaria, productiva y liberadora del hombre boliviano, con derechos y deberes que otorga y reconoce la Constitución Política del Estado Plurinacional.