Publicidad

    


I

Es posible la esperanza

José Carlos García Fajardo

Conocemos a algunos de los culpables de la pobreza que afecta a 3.00 millones de personas y que mata cada día a decenas de miles de seres humanos en todo el mundo, denuncia Federico Mayor Zaragoza. Aunque no sea reiteración nombrar como responsables a las multinacionales, a los bancos o a la Organización Mundial de Comercio, es fundamental observar las complicidades que se producen en la sociedad civil.

Hablemos de los pasivos, los acomodaticios, los resignados, los indiferentes, los que hacen de su pesimismo la excusa para anquilosarse en su egoísmo. Denunciemos a los que toleran la injusticia, la desigualdad y la pobreza como si fuera una enfermedad incurable; a los que afirman que “Nada se puede hacer”. Hay personas que nunca han utilizado su voz, su protesta y su esfuerzo en añadir un solo peldaño en la arquitectura mundial de la solidaridad.

El antiguo Director General de la Unesco ha afirmado que hay que vencer a los “irremedistas” porque “son siempre los que han facilitado la opresión, las injusticias y la barbarie” y desafía a los “intelectuales silenciosos” a que hagan frente a las desigualdades sociales. También el Nobel de literatura alemán Günter Grass sostiene que “podemos perder el compromiso por culpa de la indiferencia”. Eduardo Galeano afirmaba que nos paralizamos porque “estamos demasiado acostumbrados a aceptar la injusticia”. La transformación comienza en las mentes de los ciudadanos, en creer nuestra potencialidad. Y de este desafío parte la subversión invisible, callada, cadenciosa, de la sociedad civil.

La sociedad civil es más que una idea, es un movimiento y un despertar de las personas que se sienten interpeladas ante la desigualdad. Se trata de participar en movimientos organizados con objetivos muy diversos: el voluntariado, tanto social como de medio ambiente y cultural; los grupos de mujeres, las organizaciones de promoción de la salud, la educación y el desarrollo, las micro empresas, las cooperativas, los sindicatos, las asociaciones de vecinos, y toda una gama infinita de maneras de agruparse las personas para expresar sus opiniones y participar en acciones concretas que mejoren el bienestar de los pueblos, en lucha por una sociedad más justa y solidaria para todos.

Rafael Díaz Salazar, profesor de Sociología dice “Sólo puede frenarse el avance de la desigualdad con una contracultura ciudadana alternativa... Sólo una contracultura de la solidaridad internacional podrá activar la presión ciudadana para impulsar políticas de redistribución internacional de la riqueza. La contracultura ciudadana está taponada por el imperio del individualismo”. Señala cuatro objetivos de la sociedad: generar ideales colectivos altruistas, formar el hombre-mundo frente al hombre-patria, adiestrar en la práctica de virtudes públicas e insertar a las personas en asociaciones y movimientos de participación social.

“Dejemos el pesimismo para tiempos mejores”, alertaba una pintura en una calle de Montevideo. Sin voluntad, sin compromiso, sin esperanza, no podremos avanzar en esta lucha que se ha intensificado en el Siglo veinte: nunca antes como ahora ha habido tantas desigualdades entre los seres humanos. Nadie sobra en este proyecto en el que cada día hay que inventar el futuro.

La pobreza y la marginación no son naturales. Ninguna de las personas de los países ricos podría pasarse sin las materias primas y las aportaciones que los pueblos del Sur tienen que hacer a la fuerza para que los ciudadanos del Norte podamos mantener el nivel de consumo y despilfarro, al que denominamos vida.

Algo no puede ir bien cuando la vida se transforma en espera, muchas veces sin esperanza.

¿Y el placer de crear, de participar, de saberse responsable solidario? ¿El placer infinito de saborear los silencios y de salir al encuentro de quienes tienden sus manos hacia nosotros para escucharlos con atención, porque los encuentros sólo se producen una vez en la vida?

 
Revistas

Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender
la libertad y la justicia.
Reinició sus ediciones el primero de septiembre de 1971.

EL DIARIO
Decano de la Prensa Nacional
Miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa y la Asociación Nacional de Prensa.

Dirección:

Antonio Carrasco Guzmán
Presidente del Consejo de Administración

Jorge Carrasco Guzmán
Gerente General

Rodrigo Ticona Espinoza
Jefe de Redacción

"La prensa hace luz en las tinieblas
y todo cuanto existe de progreso en el mundo
se debe a su inagotable labor"...

JOSÉ CARRASCO


Publicidad
Portada de HOY

JPG (716 Kb)      |       PDF (366 Kb)



Caricatura


Sociales

Suiza cumple 728 años

THERESE BAUM, CARMEN ALMENDRAS, SOPHIE DELESSERT Y MAX FAHRNI.


Publicidad