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Calahuma

Mayoría de privados de libertad sin sentencia

> La retardación de justicia hace que decenas de jóvenes permanezcan en las cáceles, sin oportunidad de reinsertarse en la sociedad.


Los privados de libertad, fuera del bachillerato aprenden panadería, carpintería, peluquería, textiles, sastrería, carpas solares y crianza de animales.

La retardación de justicia es una de las problemáticas que posterga sus derechos de los privados de libertad en la cárcel de Calahuma, sólo 20% de jóvenes tiene sentencia, mientras que el restante son detenidos preventivos, quienes continúan capacitándose en bachillerato humanístico gracias a la aplicación de un nuevo modelo de recinto penitenciario, explicó el exdefensor del Pueblo, José Luis Hidalgo.

Por la distancia en la que se encuentra Calahuma, población de Viacha, impide a que jueces y fiscales puedan asistir a audiencias procesales con la finalidad de reducir la cantidad de detenidos preventivos a diferencia de otros penales como San Pedro, donde se desarrollan sus audiencias judiciales, pese a tener espacios destinados a esta actividad.

El segundo factor que se suma a la retardación de justicia es la falta de seguimientos de los casos procesales por parte de Defensa Pública, quienes bajo el mismo argumento de distancia prefieren abandonar los casos, dejando en indefensión y postergando las audiencias de los privados de libertad.

La exautoridad observó que Defensa Pública no registra como prioridad su trabajo en favor de los privados de libertad de los jóvenes al interior de Calahuma, aspecto genera la suspensión de audiencias por la falta de transporte para el traslado de los internos desde Viacha a sus audiencias en La Paz o El Alto.

“Este es un modelo socio educativo de inserción de los jóvenes a la sociedad, es por eso que al interior del penal existe un cumplimiento de horarios tanto para el desayuno, para pasar los talleres, gracias a la colaboración de las autoridades de régimen penitenciario y el proyecto de Mundo Lam, en base a las políticas de Movimiento Laico para América Latina, apoya con cinco educadores y el equipo multidisciplinario”, detalló Hidalgo.

En Calahuma se desarrolla el centro de educación para adultos, donde las materias técnicas no son las únicas que se enseñan a los privados de libertad, también existe los procesos de seguimiento a los jóvenes que se encuentran en libertad mediante el proyecto Arco Iris, quienes analizan el proceso de reinserción de los jóvenes de 16 hasta 25 años.

Entre los procesos de enseñanza fuera del bachillerato se incluye, panadería, carpintería, peluquería, textiles, sastrería, carpas solares y crianza de animales, producción que en la actualidad responde a la demanda del consumo interno, pero se analiza la posibilidad de que a futuro pueda ser ofrecido en las ferias del Municipio de Viacha, institución de la cual reciben el desayuno escolar.

Pese a ello existen algunas limitaciones que debe afrontar el proyecto de cárcel modelo, como la infraestructura. Pese a ello el centro penitenciario tiene una capacidad de 150 internos y que en la actualidad se encuentran más de 85 privados de libertad quienes decidieron continuar en el proyecto, mientras que un porcentaje menor del 1% al no acostumbrarse a la disciplina que rige de acuerdo al programa prefirieron retornar al penal de San Pedro.

Los padres de familia si bien están contemplados en el proyecto en la reinserción social, en su mayoría sólo asisten a las visitas, pero no se incorporan en los programas porque en muchos de los casos la distancia impide en mantener una inclusión de manera permanente.

 
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