Funcionario parcializado de la ONU

Llama la atención que algunos organismos internacionales asignados a la defensa de la paz, la legalidad y los derechos humanos sean conducidos de modo parcializado, guiados por la ideología, la política y hasta la demagogia. Muestra de esa actitud acaba de darla el Relator Especial de la ONU, Diego García Sayán.

Este personaje que ya dio lugar a críticas y censuras, se dice preocupado por la persecución y el uso de una justicia persecutoria contra los ahora opositores del gobierno de transición de Bolivia, reprochando su “falta de neutralidad”. Por transitoria que sea la presidenta Jeanine Áñez, es su obligación perseguir la saturada corrupción del régimen del MAS y la acción terrorista instruida por Evo Morales, así como su directa incitación a cercos y bloqueos para impedir la llegada de alimentos. ¿O defender la paz y la tranquilidad pública es un atentado?

El señor Diego García Sayán tiene el deber de informarse previa y objetivamente antes de emitir criterios apresurados con lo cual confirma su parcialidad política, situación que desnaturaliza no solo su desempeño, sino el del organismo que le cobija. Con qué moral opinan ahora estos organismos si callaron durante 14 años de permanente conculcación de derechos, por parte del régimen de Morales, caracterizado por la manipulación de la Justicia según sus designios, para perseguir, instrumentar juicios contra opositores que por 10 y más años fueron encarcelados, sumando cientos los evadidos del país para librarse de la prisión, además de incautación de bienes, sobornos, malos manejos, etc. Qué dijeron sobre la represión a indígenas marchistas en defensa del Parque Isiboro Sécure o sobre el maltrato en vía pública a discapacitados.

La falta de ponderación de estos organismos no es patrimonio de la ONU; el señor Paulo Abrau de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) dependiente de la OEA, dijo que en Bolivia tuvo lugar una “masiva” vulneración de derechos humanos a continuación de la huida del ex presidente, además de otras acusaciones contra el nuevo Gobierno, coincidiendo extrañamente con Sayán. Estos burócratas internacionales solo tienen miradas a Bolivia y no se atreven a juzgar lo que por meses ocurre en Chile, por ejemplo. Menos aún ven y tienen sellada la boca ante los crímenes cotidianos en Venezuela y Nicaragua.

La Cancillería hace bien en demandar ecuanimidad a la conducta de estos entes y recordarles, muy a propósito, la invitación del Gobierno a constituirse in sito para ponderar y juzgar objetivamente la situación de los derechos humanos en el territorio.