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Qué falló en arquitectura durante la cuarentena



 GALERÍA(7)

La enfermedad del coronavirus chino eliminó totalmente el criterio de privacidad en la forma de vida del ser humano, además que la distinción entre el espacio público, privado fue borrado y cambiado por el aislamiento personal y el hábitat se adecuó a las nuevas exigencias de la pandemia.

La enfermedad del siglo XXI agarró a los humanos desprevenidos en sus hogares, donde pasan el mayor tiempo de sus vidas, en medio de una serie de previsiones y encerrados.

La situación forzó a una serie de funciones que solían pasar en otros espacios sobre nuestro espacio doméstico y volverlo casi obligados en multiuso, pues los ambientes tuvieron que adaptarse o acomodarse a funciones de trabajo de sus miembros, pese a que no había sido diseñado para absorber esas características.

Y no solo, es el caso de Bolivia, pues la infraestructura mundial tuvo que ser adaptada a los requerimientos de las personas aisladas.

Esta nueva visión del entorno doméstico, toma vigencia ahora más que nunca, convirtiendo a las casas en la escuela para los niños, lugar de trabajo, gimnasio y otras actividades con las que interactuamos, por lo general en oficinas, calles, restaurantes y claro termina ahorrándose en transporte y donde gana a millonadas las empresas telefónicas de celulares, internet, siendo uno de los medios de definitivamente se convierte en un emporio y nada solidarios con sus clientes.

Pues esta generación y por primera vez asume combatir la pandemia de coronavirus chino y tal vez las que vendrán, contará con una gran experiencia en arquitectura y construcción a futuro, pues seguramente habrá que pensar con ambientes domésticos multiusos y que de repente la casa sean oficinas, lugar de estudio, trabajo, utilizando las nuevas tecnologías.

En otras palabras, que el espacio doméstico sea más “flexible” y se acomode a las necesidades de sus habitantes, pero el gran desafió para los arquitectos y constructores es mantener los espacios estándares y no aumentar la superficie por persona.

Esta dicho que mantener el distanciamiento social es la clave de ésta y futuras enfermedades globales y una buena forma será usando el teléfono celular, correo electrónico, mensajes de texto, las redes sociales y las videollamadas se transformarán en la principal herramienta de comunicación desde la casa multiuso.

En el mismo sistema, el abastecimiento de insumos para la casa y otras como requerir material de construcción serán las mismas y tanto solo habrá que pedir mediante el uso de tecnología.

¿SEREMOS MÁS CONSCIENTES?

¿Cómo cambiará nuestra relación con la arquitectura después del coronavirus? ¿Seremos más conscientes del lugar dónde vivimos? ¿Más críticos? ¿Más conservadores? tras concluir la cuarentena.

De repente funciona el aislamiento para evitar los activos del coronavirus, aunque nos cuesta admitirlo y que a otros nos les interesa su vida.

No damos cuenta que vivir en un departamento no es la solución, indiferente del espacio y que los mismos al margen de estar encajonados en los pisos es un doble encierro por la enfermedad y solo tienes la opción de una vista por la ventana y lidiar con otras gentes que viven masivamente en el edificio y en muchos casos sin saber si hay infectados o no en medio la áreas comunes y ascensores, ante un exterior hostil.

Suma a eso, qué los pisos tienen distribuciones poco flexibles y nada funcionales y te das cuenta que estas infraestructuras no tienen sentido y que las mismas fueron hechas para dormir y comer en la mayoría de los ambientes y eso refleja el criterio arquitectónico, algunos dirán ese es el mercado.

Ahora uno se pregunta ¿Y cómo serán las casas que demandemos en adelante? serán más abiertas y funcionales al mundo o más encerradas de las que ya hay y construidas.

Hasta antes de la pandemia china, estábamos hablando de la corrupción masista y de repente se vino el coronavirus chino, creando un sentimiento de vulnerabilidad, ya que su esparcimiento fue intensional de los asiáticos.

Bajo este panorama los arquitectos entendieron que ahora necesitábamos de la arquitectura protección, no solo de la lluvia, viento, frío, sol, sino intentar habitar las instalaciones introduciendo el trabajo, recreación, el ejercicio físico, estudio de la familia. Lo curioso es que ese deseo puede significar cosas opuestas como tener un jardín para no terminar “ahogados” ante el encierro.

Se me ocurre que es importante rebelarse contra la idea del edificio como almacén de vidas aisladas en el que la gente vive y muere sin conocer al vecino o se entere que vivimos a su lado.

Creo que la propuesta debería ser vivir más en comunidad, porque esa cercanía es también una manera de protección psicológica. Los niños podrían jugar en el patio y se cuidarían unos a otros, tomando en cuenta que están bien de salud y entre ellos pueden convivir o superar algún accidente.

No inventamos nada, la convivencia en un edificio fue un calvario desde el principio por el respeto estricto del espacio individual. Tampoco es posible pasar del aislamiento a la invasión.

La nueva normalidad de la arquitectura, seguramente buscará protección en la comunidad y quizás otros querrán vivir en viviendas más encerradas y más individuales.

Un claro ejemplo es Medellín, donde la clase media colombiana se fue a radicar a una viviendas-búnker de espaldas a la calle por culpa de la violencia narcotraficante y esos son los resultados aprendidos por el humano o definitivamente entender que el nuevo paisaje de una ciudad vacía nos sirva para comprender de lo agresivo que era el espacio en el que hemos estado viviendo, aunque muchos extrañaron esa forma de vida, acostumbrados al bullicio y la libertad de moverse, sin importar del riesgo que corren, aunque algunos confundidos, pretendieron “invertir” en agitación política, utilizando a “tontos” útiles para salir a las calles y aterrorizar, cuando ya estaban en medio de una pandemia de terror que hasta ahora no podemos superar en Bolivia y el mundo.

POR DENTRO Y FUERA

¿Funcionaron los departamentos en el confinamiento? de pronto nos dimos cuenta que existió una presión en las casas de dentro hacia el exterior, siendo que antes era al revés, echamos de menos una terraza, que muy posible la cerramos, porque en casa somos más y ¿ahora dónde salimos? porque los espacios libres los mutilamos, eliminamos, supuestamente por la comodidad.

VIVIMOS ENCOGIDOS

Parece que ya no cuenta menos espacio en los departamentos, porque se convierten en prisiones y no se piensa en los niños que vendrán. Los espacios son rígidos y están jerarquizados por pisos, qué si ingresa el sol o no, entrada directa o con curva y otros factores burdos que te venden los agentes y empresarios, constructores, que normalmente no les interesa tu bienestar. Al final te venden dormitorios a precios exorbitantes y quizás tengamos que volver a los ambientes antiguos de compartimiento de un ambiente.

Las oficinas alquiladas podrían pasar a la historia, porque los profesionales podrían ejercer su labor desde casa en ambientes funcionales compartidos y desarrollar la labor con medios tecnológicos. Living-oficinas, escritorio-oficina, dormitorio-escritorio y otras fusiones que las necesidades exigen en la realidad de la pandemia.

EL DESAFIO

Tras la pandemia, lo arquitectos tendrán que diseñar, casas, barrios y ciudades del mañana de manera que el exterior no sea una zona prohibida, sino que continúe siendo un espacio seguro y habitable.

Algunos arquitectos consideran que la pandemia pone fin a los edificios y rascacielos hasta la introducción masiva de las nuevas tecnologías permitan ir por la vida sin estar en contacto directo con nada de lo que les rodea.

Otros plantean un área mínima por persona en las oficinas o en los ascensores, pues la construcción de edificios altos para oficinas y convivir como residencial podría ser menos atractiva económicamente.

De hecho, ya está cambiando el distanciamiento, como en espacios de las oficinas abiertas, estas pueden pasar a la historia, teatros con lugares más espaciados, estadios, coliseos, restaurantes, peñas, ni pensar en conciertos masivos.

Sin embargo, hay que asegurar y es un buen momento sobre la transformación en un espacio más íntimo de nuestra vivienda. (Mario Daza C.)

 
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