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[Ramiro H. Loza]

Estratificación social en la religión


La religión refleja un componente importante de la estratificación social, de la división de clases, contenido que se expresa por las creencias teológicas, sin dejar de involucrar el utilitarismo en la decisión individual y familiar. El sentido utilitario se incluye, pues, en determinadas confesiones. A diferencia, el catolicismo destaca por su carácter inclusivo y policlasista. Notoriamente los países nórdicos adhieren a las orientaciones protestantes, nutridas por un amplio catálogo de sectas evangélicas, calvinistas y hasta fundamentalistas. Norteamérica es, a su vez, representativa de la estratificación religiosa.

Según Max Weber en su libro La ética protestante y el espíritu del capitalismo, los ideales ascéticos protestantes se resumen en austeridad y laboriosidad y en el don de la inteligencia. Consecuentemente esta conducta estimula la creación de la riqueza material e individual bendecida por la divinidad, otorgando el goce del alma en la eternidad. Max Weber subraya que esta ética origina el capitalismo y añade que “los empresarios y los propietarios del capital… son en su inmensa mayoría protestantes”. Calvinistas y pietistas alinean en la misma lógica y la misma ética. Esta creencia difiere casi abismalmente de la religión católica que alaba a los pobres, condena la acumulación excesiva de los bienes materiales y censura el anatocismo, así como otras “debilidades” humanas.

Estados Unidos es una clara muestra de estratificación social y religiosa. La “clase alta” (adinerada) pertenece a la iglesia episcopaliana, amén con el modelo inglés (la episcopaliana sustituyó a la católica o “papal” desde la escisión de Enrique VIII, hacia 1535), mientras que la clase media y “media baja” congregan un buen contingente católico. Sin embargo, en el país del Norte la adhesión confesional no es tanto hereditaria como voluntaria y se diferencia las sectas de las “denominaciones”. Éstas son consideradas mejor adaptadas al mundo, cuanto mejor organizadas. Las sectas evangélicas protestantes reclutan mayormente a los “campesinos urbanos” recientemente llegados a las ciudades y pobres. Son conscientes de la estratificación y adoptan una suerte de lucha de clases. Las de la santidad y pentecostés se orientan hacia “las relaciones sociales seguras” para sus feligreses, en actitud utilitaria. Mucho podría anotarse sobre la variada vida sectaria de los norteamericanos, ofreciendo una gran profusión de opciones.

Buena parte de tales sectas y tendencias han sido exportadas a Latinoamérica en plan de penetración religiosa, habida cuenta de la tradición católica casi intacta en su población. Si bien la penetración tiene sus inicios en los primeros tres lustros del Siglo XX, se intensifica hacia mediados del mismo, por supuesto incluido nuestro país, visto como espacio fértil para los propósitos de las sectas protestante-evangélicas, instaladas en numerosos templos citadinos. Esta inmigración religiosa tiene importante arraigo en las zonas populares y en el campo. Prodiga, en éstas últimas, donaciones en especie como un medio más de atracción. Huelga decir que muchas sino todas emplean abundantes medios audiovisuales propios, en especial radioemisoras para la difusión de su credo. En el país no deja de haber versiones criollas de protestantismo, de alta difusión radial, pulsando palmo a palmo la recluta con las iglesias importadas.

Relativa estratificación social de las que llamaremos centrales del Norte se repiten en nuestro medio. En cuanto hace a Estados Unidos, se presenta este marco estratificado: las iglesias Metodista, Católica, Batistiana y Presbitariana, se nutren de clase media y de “alta” y “media” clases bajas; la Metodista Libre, Adventista del Séptimo Día, Asamblea de Dios y otras son más del tipo de “clase baja”, aunque esta clasificación connota relatividad.

La iglesia Episcopal o Anglicana estadounidense se debe a las familias antiguas de abolengo tradicional de Virginia como los Jefferson, los Madison, los Monroe, etc. Jorge Washington era anglicano. Ninguna otra religión goza de más ascendiente social que la episcopaliana. Los ejecutivos de las grandes empresas, de la riqueza y de alto status la profesan al presente. No se puede dejar de ver que los primeros colonizadores ingleses que desembarcaron del “Mayflower” habían roto con el anglicanismo, eran los “Padres Peregrinos” puritanos. Las ciudades de Boston, Filadelfia, Nueva York, Washington militaban indistintamente en la feligresía cuáquera, puritana, hugonote y en la Iglesia Holandesa Reformada. Se llamaban las “primeras familias” norteamericanas. Vivían conforme al ascetismo y rigurosidad de costumbres de estas tendencias.

Estos enfoques, sin duda, han cambiado bastante hoy. Estados Unidos vive menos la estratificación social y es más abierto a la libre determinación de personas y grupos. La movilidad social es mayor y menor la discriminación racial y social. En suma es un país más democrático, condición reflejada también en el ámbito religioso.

El autor es jurista, escritor y periodista.

loza_hernan1939@hotmail.com¬

 
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