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Militares franceses al servicio de Bolivia, en el Siglo XIX

José E. Pradel B.

La historia de la presencia francesa en nuestro país inicia en el periodo colonial con la llegada de comerciantes de Saint-Malo, de Aix y vascos que residieron en Potosí. Al mismo tiempo, contrabandistas que recibían plata potosina en trueque por mercaderías, en el puerto de Cobija. Otros con el transcurso de los años combatirán en la revolución de Chuquisaca de 1809, como: Marcos Miranda y José Sivilat.

Tras la Independencia de Bolivia, el arribo de franceses aumentó y para 1826 un galo descubrió carbón en la Provincia Pacajes. Monsieur Tardiveau fue contratado por el gobierno boliviano para que viniese a establecer una fábrica de vidrio en Cochabamba y Vicente Tuaillon estableció una fábrica de destilación de licores en Chuquisaca.

De esta manera, el primer militar francés registrado al servicio de la naciente República fue el coronel Charles Heine, quien fue nombrado como representante de Bolivia ante Francia. Lamentablemente, falleció de disentería en el puerto de Valparaíso, en junio 1832, antes de partir a Europa.

Un año después, huyendo de la tiranía del dictador argentino Juan Manuel de Rosas arribó a nuestro país el agrimensor Phillip o Felipe Bertrés, quien con los años alcanzó a ser director de la construcción de la actual Catedral Metropolitana de Santa Cruz de la Sierra. Mientras paralelamente paralizaba el levantamiento del primer piso y el frontis de la Catedral de La Paz. También construyó el fuerte de ‘Pan de Azúcar’ o Inupaya situado cerca de Viacha. Adscrito al Ejército de Bolivia como coronel de ingenieros, juntó al arquitecto José Núñez del Prado fundó la Escuela de Arquitectura Civil y Militar dependiente del Colegio de Ciencias, en 1842. Por otro lado, dirigió la denominada ‘Mesa Topográfica’ desde 1842, la cual tuvo por objetivos: levantar un plano topográfico de todo el país y recolectar información estadística de los territorios visitados por los ingenieros agregados a la Mesa. En este contexto, como resultado del levantamiento de información, Bertrés presidió la elaboración del Mapa Corográfico de Bolivia, publicado en 1845.

Posteriormente, con el propósito de estudiar la navegabilidad del río Pilcomayo, el gobierno del mariscal José Ballivián gestionó el arribo del capitán M. Liversant. Sin embargo, “este inteligente marino llegó á Bolivia en circunstancias difíciles: hallábase el gobierno cercado de conspiraciones y amagado de un rompimiento con el Perú que parecía inminente”, señaló el escritor José María Santiváñez. De esta manera, la expedición armada no se llevó a cabo.

Consecutivamente, militares de origen francés como los coroneles: Lalanne, Juan La Faye y Carlos Vincendon tuvieron un gran protagonismo en la vida política de Bolivia. Seguidores de Ballivián, La Faye fue nombrado Jefe de las fuerzas de la plaza y como tal participó en la revolución acaecida en Cochabamba, el 11 de marzo de 1849, donde falleció con tres tiros y una lanzada. El coronel Vincendon o Wincendon, fue fusilado por asuntos políticos en La Paz, el 16 de abril de 1849.

Es necesario mencionar que en estos primeros años de la naciente república, los oficiales del Ejército aprendían las doctrinas de Napoleón Bonaparte y otras obras de táctica francesa, como por ejemplo la de Jacobiosoi y en el campo de la sanidad militar estudiaban el texto de Serveau. También, los uniformes del Ejército Boliviano tuvieron una “enorme influencia de los ejércitos napoleónicos… cuyo corte, fornituras, insignias y otros aditamentos son copiados por el nuestro y las insignias, barras, charreteras y los cascos son importados de Europa”, detalló el investigador Augusto Fernández Asturizaga. Asimismo, a partir de 1842 se enseñaba la lengua francesa en el efímero Colegio Militar del Ejército.

Muchos años después el Gobierno Boliviano contrató al general de división M. Raulus de Bisson con el objetivo de dirigir el citado Instituto Militar. Bisson tuvo una participación destacada en la Guerra Franco-Prusiana y en nuestro país “implementó un reglamento para fines disciplinarios y académicos”, subrayó el destacado investigador Julio Sanjinés Goytia. También Bisson presentó un plan de estudios basado en métodos implementados en la Escuela Politécnica de París.

Como señalamos anteriormente, la influencia francesa continuó vigente en los uniformes durante la Guerra del Pacífico y la Campaña del Acre, y en el armamento como fue el uso del fusil Chassepot. Por otro lado, en la década de 1870 fue reconocida la labor del armero francés José de Gondheret de Bouvillar.

Es necesario mencionar que el Presidente y comandante del Ejército, general Narciso Campero, que realizó estudios de Estado Mayor en la Escuela de ‘Estado Mayor de Saint Cyr’, dispuso en 1881 la impresión oficial del reglamento de infantería estilo francés, titulado: ‘Compendio de la Esgrima de la Bayoneta’, entre muchos otros.

Posteriormente, con el objetivo de instruir mejor e iniciar a los oficiales y sargentos en el arte del tiro con revólver, un grupo de residentes franceses y paceños fundaron en la antigua chacarilla Peña la Sociedad de Tiro al blanco ‘Franco-Paceña’.

A manera de conclusión, a través de esta nota rescatamos pasajes y hechos históricos inadvertidos de militares franceses que prestaron servicios a nuestro país, en el Siglo XIX.

 
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