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Psícología

Cómo afrontar las fiestas en pandemia



Estamos ante las fiestas navidades más inciertas de nuestra vida, y son muchas las personas que están anticipando las fiestas con ansiedad, tristeza y preocupación.

Para muchos, las fiestas navideñas son un respiro, significan desconexión, reencuentros con amigos y tiempo en familia. Este 2020 más que nunca esperábamos estas fechas con ilusión. Después de tantos meses solitarios e inciertos, pensábamos que por fin veríamos a ese amigo que se fue a estudiar al extranjero o a los abuelos que se encuentran en otras ciudades. La realidad es que debemos cuidarnos ya que continuamos en pandemia y si no lo hacemos los rebrotes se verán ya.

¿Cómo serán las navidades este año?

Si realizas alguna actividad social, lo ideal es que sea en exteriores. En otras palabras, buscar un restaurante con en el patio o terraza para la cena de amigos o familia.

A la hora de elegir los regalos, hacerlo con antelación, para evitar las aglomeraciones, apuesta por los pequeños comercios y no dejes para el último día las compras importantes.

Debemos ser responsables y pensar en nuestra salud (y la de los que nos rodean) a largo plazo. Esto también implica cuidarnos psicológicamente he aquí algunas recomendaciones:

1. Infórmate lo justo y solo de fuentes oficiales

Todos queremos estar al día de las novedades sobre el coronavirus, pero no podemos vivir pegados al teléfono móvil. Son muchas las noticias falsas que circulan por las redes sociales. Si te las crees, te pondrás nervioso. Si no te las crees, pero intentas desmentirlas, te enfadarás con el autor. Por eso, lo mejor es ignorar la información de fuentes no oficiales.

Para evitar la sobreinformación, busca noticias sobre el coronavirus entre dos y tres veces a la semana. Y tranquilo, si sucede algo relevante o el Gobierno decreta una nueva normativa, te enterarás.

2. Sé realista

Ni van a ser las peores fiestas navidades de nuestra vida, ni podemos actuar como si fuese el año pasado. Entre el catastrofismo y el optimismo ilusorio hay un término medio.

Es importante que tengas claro lo que puedes y no puedes hacer. Las normativas para evitar el coronavirus tienen una función: que ni tú ni tu familia enfermarás. Por eso es importante ser realistas y no actuar motivados por el impulso del momento.

3. No cargues con las preocupaciones tu solo

Muchas veces nos guardamos la tristeza y las preocupaciones para nosotros mismos para no preocupar a nuestros padres, amigos o pareja. “Bastante tienen ya con sus propios problemas”, pensamos. Aunque es muy noble por tu parte, compartir tus sentimientos con las personas a las que quieres tiene muchos beneficios:

- El hecho de decir en voz alta lo que pensamos nos ayuda a ordenar nuestras ideas, a entendernos mejor y a quitar un poco de peso emocional a nuestros problemas.

- Los demás nos pueden aportar soluciones o herramientas que a nosotros no se nos habrían ocurrido. Si la otra persona se siente igual que tú, compartir tus emociones le ayudará a sentirse comprendida y apoyada.

4. Evita la culpabilidad actuando con precaución

Si un viernes haces una cena con algunos amigos de toda la vida, el sábado no vayas a la comida de compañeros de la universidad, o de la familia. En otras palabras, no te juntes cada día con un grupo de gente diferente.

Esto te ayudará a limitar los contagios, pero también preocupaciones futuras. Imagínate que en enero tu abuelo o tu madre empiece a toser. Ante la duda de si es coronavirus o un catarro normal por el clima o cambios de los mismos, haber actuado con prudencia evitará que te sientas culpable. Si todos han sido precavidos, ahorras disgustos y quebraderos de cabeza.

5. Piensa en planes de ocio alternativos

“Si no solo puedo programar una cita con la misma gente siempre, ¿qué hago con el resto de amigos?”, te preguntarás. El 2020 no es el fin del mundo. Ya habrá meses y años para reunirte, abrazarlos y compartir con ellos.

Si todas las Navidades fueron idénticas, este año puedes añadir cosas nuevas. Hay mucho que valorar el tiempo en casa, aprender a comunicarnos entre sí pasar momentos divertidos. Los juegos de mesa cada vez están más de moda, comprar un par y tendrás diversión asegurada.

Reconoce que estamos ante una nueva situación por la que nunca hemos pasado, pero manten una actitud ecuánime y equilibrada. La sociedad está abocada a un cambio en las rutinas de los niños y adolescentes. El confinamiento ha hecho que se disminuyan o eliminen las actividades físicas y los deportes, igual ha pasado con la interacción social con los amigos y parientes no inmediatos.

Es natural centrarse en todo aquello que hace falta en este momento de la vida, es vital mantener un apoyo amoroso hacia los jóvenes y aquellos con quienes se comparte el día a día, enfocando nuestros esfuerzos por mantenerlos a salvo, contentos y bien. Esto genera una sensación de seguridad y optimismo.

Recarga tu interior a través del mindfulness

En tiempos de crisis es imperante encontrar un refugio mental y espiritual, está claramente demostrado que los ejercicios de relajación y quietud que proporciona el mindfulness generan armonía, paz y tranquilidad, elementos indispensables en estos tiempos.

Establece rutinas saludables y equilibradas

Construye rutinas equilibradas y estructuradas que incluyan alimentación sana, ejercicio y espacios de entretenimiento y diversión. Saber lo que sucederá a continuación crea estabilidad.

Una forma de hacerlo es establecer un plan que incluya períodos para actividades escolares, con períodos de juego (como lo harían en el colegio o interacción con otros como ocurre en el trabajo). Involucra algunas tareas domésticas apropiadas para tu edad, te hará sentir útil y participativo. Esfuérzate en demostrar aprecio por los esfuerzos que realicen los otros.

Elige ser feliz

Recuerda que este período difícil es temporal y nos invita a la búsqueda de la felicidad y la alegría. “Durante el tiempo en familia se puede invitar a que cada uno recuerde y comparta actividades que lo hicieron reír, así como los músculos se desarrollan con el ejercicio, las emociones y los pensamientos positivos se fortalecen con la práctica diaria”.

Yackieline Y. Rodríguez T.

Psicóloga Familiar

 
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