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(Multi)reconocido de la literatura nacional

Gabriel Mamani Magne



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No se sabe a ciencia cierta si es más paceño de corazón o escritor de cuna pero queda claro que lleva el arte de las letras arraigadas desde siempre. Con buena actitud y predisposición nos aceptó esta entrevista pese a su apretada agenda. Agradecemos al ganador del Premio Nacional de Novela (2019).

¿Qué diferencia hay entre el Gabriel

del día a día y el escritor?

Creo que no hay mucha diferencia entre ambos. Los dos son personas desordenadas que buscan organizar el caos que abunda tanto en la vida material como en la mental. La diferencia primordial sería que el Gabriel escritor no puede vivir sin calma, necesita silencio, estar quieto por buenas horas mientras lee o escribe. En tanto, el Gabriel del día a día ama salir, moverse, andar con gente, manejar bicicleta, tener los audífonos pegados a los oídos todo el tiempo.

¿Cómo te inicias en el mundo de las letras?

Todo empezó con la lectura, cuando era muy chico. En casa había algunos libros interesantes y me pasaba horas leyéndolos. Cuando llegó la adolescencia, me di cuenta de que a mí también me gustaría escribir cosas que les hicieran sentir a los lectores todo lo que yo estaba sintiendo. Empecé a esbozar algunas historias en 2008. En 2009 gané un premio de reportajes organizado por la Alcaldía. De ahí en adelante escribí con más disciplina y fui ganando lugares en diferentes espacios.

¿Cuál fue el primer libro que tuviste entre manos?

Supongo que algún libro de texto del colegio. Si tu pregunta se refiere al primer libro que leí por gusto, creo que se trató de las Fábulas de Esopo. Disfrutaba mucho las historias y las ilustraciones. Jamás entendí las moralejas.

¿Cuál fue el texto que te hizo decidirte por la vida de escritor?

No hubo un texto en específico. Claro que sí hubo libros que fomentaron más mi vocación. Entre ellos está “El extranjero”, de Camus; “El amor en los tiempos del cólera”, de Gabriel García Márquez; y “Desgracia”, de J. M. Coetzee.

¿Qué autores han influido directamente en tu estilo literario?

Están los que te he mencionado en la pregunta anterior. Y muchos otros más. Entre los que resalto están Claudio Ferrufino, Clarice Lispector, Junot Díaz, John Williams, etc. También me siento muy influenciado por el cómic: historietistas como Daniel Clowes y Jason me han ayudado a acercarme al tono que siempre he querido transmitir.

¿Qué es lo más difícil de ser escritor en un medio como el boliviano en un sentido de que muchos escritores se autogestionan las publicaciones?

Yo nunca me he autogestionado un libro, así que poco o nada sé del asunto. Creo que el principal reto está en encontrar los circuitos en los que circule tu libro, que se difunda, sea autogestionado o no. Y, en ese sentido, los escritores tienen pocos canales. El Estado debería jugar un papel importante, pero su participación es mínima: se reduce a repartir algunos premios y nada más. No hay fondos para publicaciones ni incentivos, como becas. Por otro lado, el reto gigantesco, el mayúsculo, es poder combinar tu profesión de escritor con otra que te ayude a pagar las cuentas cada mes. Ahí todos estamos en problemas.

¿Cuál es la diferencia del proceso creativo entre hacer libros para niños y libros para otro tipo de público?

Cuando escribes para niños debes cuidar mucho el lenguaje; no tanto por una posible censura, sino porque el tono de lo que escribe debe ser más seductor, pues los lectores niños son más proclives a abandonar un libro. Cuando escribes para adultos, es más fácil experimentar, retar al lector.

Sabes que no podemos andar inspirados todo

el tiempo y menos a pedido, ¿cuáles son tus mayores momentos de inspiración para escribir?

Yo tengo un horario de escritura que es por las mañanas. En las tardes doy clases y en las noches intento distraerme con lo que sea. La inspiración nunca está ahí, pero uno puede “autoinducirse la inspiración”. García Márquez decía que la inspiración no es más que una buena relación que existe entre un autor y su tema. Soy fiel creyente de eso. Para “estar inspirado” es menester conocer bien tu tema y, para conocerlo, debes investigar sobre él, educarte sentimentalmente sobre el asunto, buscar experiencias propias o ajenas, mirar todo el tiempo. Con todo eso, la inspiración aparece como algo menos lejano y místico y sí como algo más posible y terrenal.

¿Cuánto tiempo te tomó el proceso de escritura de la novela Seúl, São Paulo?

Fueron más o menos dos años y medio, con espacios de vacíos repartidos en ese lapso de tiempo. Empezó con un viaje que hice a Sao Paulo. Visité el barrio boliviano y ahí encontré varias cosas que me llamaron la atención. Yo por entonces vivía en Río de Janeiro y andaba cuestionándome todo el tiempo lo que era la bolivianidad, el ser mestizo, el ser aymara. Visitar el barrio boliviano de Sao Paulo fue el detonante que dio origen a la historia.

¿De qué va la historia de la historia?

Se trata de dos adolescentes que hacen el servicio premilitar en El Alto. El narrador es alteño, mientras que su primo, Tayson, es brasileño hijo de bolivianos. La historia narra los acontecimientos que ocurren en la vida de todo adolescente de diecisiete años: el descubrimiento de las relaciones de poder, la iniciación en la vida sexual, el temor al futuro. También, de forma tangencial, se abordan temas como el nacionalismo, la migración, las masculinidades y el racismo.

¿Qué responsabilidad conlleva ser Premio Nacional de Novela?

Creo ninguna más allá de la que todo escritor tiene: intentar escribir mejor cada día. La visibilidad que te da un premio, por otra parte, hace que tu voz sea un poco más escuchada que la de otros autores. Desde ahí, creo, hay cierto nivel de responsabilidad que uno debe cuidar.

¿Te ha servido el encierro de los últimos meses en un sentido creativo para urdir nuevas ideas para piezas literarias?

Me ha servido, pero no tanto como lo imaginaba. Como te respondía en alguna pregunta, a mí me hace mucho bien salir, hacer ejercicio, andar con gente. Eso, para mí, es vida. Y sin vida que contar no hay literatura que escribir. Me ha costado mucho el encierro. Sin embargo, por ahí han salido un par de ideas para proyectos para el futuro.

¿Podemos esperar un libro nuevo tuyo pronto?

Este año publicaré una novela corta. La mandé a un premio internacional y quedó entre las finalistas. Recién conoceré el resultado final en unos días. Supongo que la publicaré antes de junio.

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