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Banda de precios

Quinua y soya con tratamiento diferenciado en mercado interno



El establecimiento de banda de precios en el mercado interno para la soya impide aprovechar el valor  mundial que pagan por el producto, a diferencia de la quinua, que es favorecida por la coyuntura internacional, opina Juan Pablo Suárez, vicepresidente del Colegio de Economistas de Santa Cruz.

En su opinión sobre la banda de precios, Suárez señala que en un periodo de menos de 5 años, el precio interno del quintal de quinua pasó de 250 bolivianos a 800 bolivianos, obviamente impulsado por el precio internacional.

“Todos sabemos que la quinua es un producto muy importante en la alimentación de muchas regiones de Bolivia, pero nunca se mencionó la posibilidad de alguna “banda de precios”, por si acaso, no hay nada de quinua sembrada en tierras del oriente boliviano”, sostiene.

Asimismo, los precios son valores determinados por la infalible ley de la oferta y la demanda, en el caso de los commodities, como la soya, trigo, petróleo, etc.

El precio internacional está determinado por la oferta y demanda internacional (en caso de países tomadores de precios como el nuestro) y el precio interno está determinado por el precio internacional menos el “spread” por concepto de transporte, comisiones y otros.

Bandas de precios

Las bandas de precios son básicamente controles de precios internos, es decir, que, como ejemplo, un productor de trigo, en caso de que el precio internacional este tan bueno que haga que el precio interno suba “más allá del tope máximo” no podrá vender su producto al precio de mercado, si no, que tendrá que resignarse a perder dinero en las “buenas épocas”.

¿Y qué pasa si el precio está por debajo del mínimo?, pregunta y responde que básicamente nada (a excepción de que Ud. sea el productor), como muchas veces ha pasado en el sector avícola, porcino u otros.

El productor vende con muy poco margen de ganancia e incluso por debajo de los costos de producción, obviamente en esos casos no tenemos a ningún “sindicatero” pidiendo al gobierno “velar por la economía de las familias bolivianas”, sostiene.

Lastimosamente nuestro país es un ejemplo de lo que no se debe hacer en torno al tema. Mientras tanto, “al lado”, tenemos a un país que es el ejemplo de lo que sí se debe hacer, me refiero a Paraguay.

Como referencia, en el año 2000 este país producía 3.5 MM de Toneladas de soya y el 2020 produjo alrededor de 11.5 MM de toneladas; Bolivia en cambio, en el año 2000 producía alrededor de 1 MM de toneladas y al año 2019 llegó a producir 2.5 MM de toneladas.

Parafraseando a mi colega Gary Rodríguez. Uno de los principales problemas para los exportadores de oleaginosas y derivados es que, cuando se les condiciona la otorgación del “cupo” de exportación a la venta del producto (en el mercado interno) dentro de una “banda de precios”, se impide planificar las ventas a “meses vista” y a realizar “coberturas a futuro” en bolsa de valores, lo cual coloca en inferioridad de condiciones al momento de cotizar en los mercados internacionales frente a los competidores de Brasil, EEUU, Argentina y Paraguay.

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