OPINIÓN    

Clepsidra

Quispe y la Justicia Comunistaria

Álvaro Riveros Tejada



Haciendo gala de nuestro porfiado modo de hacer las cosas para salir de lo común e ingresar irremisiblemente en lo ridículo, la Asamblea Plurinacional y Folklórica de la ex república de Bolivia acaba de sancionar una ley de amnistía e indulto “por persecución política” para más de 1.000 simpatizantes del exgobernante MAS, mientras, simultáneamente, la Fiscalía imputó a un militar que estuvo al frente de la entidad encargada de la distribución de hidrocarburos, al que acusó de las muertes ocurridas en la ciudad de El Alto, en los conflictos de 2019.

Pero la historia no queda ahí; compitiendo con ese pseudo poder legislativo, el Tribunal Primero de Sentencia Anticorrupción y Violencia Contra la Mujer, condenó a dos años de prisión al dirigente campesino Rafael Quispe, actual candidato a la gobernación de La Paz, por haber denunciado hace 5 años, en su legítima calidad de parlamentario, el millonario escándalo del fondo indígena, por entonces a cargo de la dirigente masista Felipa Huanca, quien, a su vez, interpuso al denunciante la citada demanda judicial por acoso político.

Los mencionados exabruptos judiciales, faltando apenas tres semanas para las elecciones de alcaldes y gobernadores, se explican por sí mismos, ante el resultado demoledor de las encuestas recientemente publicadas por la red de TV Unitel, donde se muestra una derrota incuestionable y aplastante de los candidatos oficialistas, en todas las principales ciudades del eje central.

Especialmente, la inminente victoria de la candidata a la alcaldía de El Alto, Eva Copa, por un porcentaje superior al que el MAS obtenía en sus mejores campañas, hizo saltar por los aires las bases de una presunta unidad, ya que nunca se puso tan en evidencia el poder dañino, de desvarío y soberbia del exlíder cocalero.

Empero, como quien desea componer lo destruido, este mitómano en desgracia vuelve al ruedo como un pobre novillero sin capa ni espada. Quiere retomar el poder perdido, pero ya nadie le cree; funge de pobre y causa más risa que pena; ejercita ese papel de sanguinario que demostró en sucesos como el del Hotel Las Américas o Chaparina, y no pasa de ser el pijotero que sólo demuestra valentía al batirse a rodillazos con sus rivales de futbol y rodeado de esbirros; cree que causa impresión y miedo al hablar de Cuba y Venezuela y sus sendos preparativos de recuperación del trono que dejó embadurnado en su cobarde fuga, y con esas declaraciones sólo patentiza la dependencia total de sus titiriteros.

Hace poco estuvo en Filadelfia, Pando, donde aseguró que los candidatos de su partido ganarán los comicios y ratificó la campaña de chantaje impulsada por el presidente Arce, diciendo que con un gobernador de la derecha sería “imposible” trabajar y que sigue presente en las actividades electorales de su partido.

Sería realmente muy lamentable que existan todavía bolivianos que avalen esa estúpida y anacrónica conducta y lo peor, le crean y estén dispuestos a retornar a la degollina de perros protagonizada en los tiempos de la Justicia Comunistaria.

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