[Manfredo Kempff]

El feriado del jueves


Si el actual gobierno ha decretado que el 21 de junio es feriado nacional por el solsticio de invierno, que representa el retorno del sol y el nuevo ciclo agrícola, nada se puede alegar. Este gobierno se declara indígena, aunque es mestizo, y punto aparte. Pero como en Bolivia todo cambia, más adelante, con otro decreto, se podrá suspender ese feriado o tal vez crear más feriados que enaltezcan otras culturas o etnias o héroes nacionales. Todo es posible.

Lo que no encaja bien en la mente de algunos bolivianos que no se cuadran ante el oficialismo en boga y que ven más allá de las rogativas y sahumerios que han aparecido últimamente en nuestro mundo, es la exactitud con que se determina el Año Nuevo Aimara, que, según leemos, llega ya a los 5.520 años. ¿Había aimaras hace 5.520 años? Muchas personas se han preguntado si esa cifra no es un invento más entre las cientos de fábulas que deslumbran luego de la coronación de S.E. en Tiwanacu, el 2006, aunque en vez de lucir una espléndida vestimenta de Inca apareció con facha de caldeo.

En este jueves feriado, entre el violento motín policial reclamando mejores condiciones de vida, el Vicepresidente celebrando los 5.520 años en el templo de Kalasasaya, S.E. hablando en Río sobre la Pachamama y partiendo apresurado de retorno, nos quedamos pensando, sin ningún propósito de molestar a los creyentes, quién ha establecido el calendario de los 5.520 años de la cultura aimara o no sabemos qué. Además que, para ser inclusivos y estar a tono, se refieren al Año Nuevo andino-amazónico. Desconocíamos que en la zona oriental de Bolivia también cumplíamos 5.520 años. Nadie por estas tierras lo ha afirmado y eso que tenemos a los mejores historiadores. Pero bueno, todo lo que conocíamos de nuestra cultura precolombina estaba nomás dentro del tiempo de la era cristiana, o un poco antes, pero no tanto.

Sabemos que los chinos son dueños una cultura que data de hace más de 5.000 años, ciertamente. Pero es que sus primeros caracteres escritos vienen de esa época. Queda el testimonio escrito por lo tanto. Además que sólo la dinastía Shang surgió 18 siglos antes de nuestra era. Es indiscutible, entonces, que la civilización china data de más de 5.000 años, aunque no sabemos si los chinos son tan exactos en su conocimiento como para decir como los andinos: 5.520 años. Y otro tanto es el calendario hebreo que también se establece en más de 5.000 años, pero que su Año Nuevo (Rosh Hashaná) señala 1.770 y pico años A.d.C.

Sucede algo similar con los egipcios, porque pueden afirmar que 3.500 años A.d.C. tenían una cultura que se comprueba a través de la escritura, aunque ésta hubiera sido descifrada recién en el Siglo XIX. Y también con los sumerios, que datan de muchos siglos antes de la era cristiana. ¿Y cuál es el testimonio de que aquellas culturas existieron desde épocas tan lejanas? La escritura, además de sus monumentos. Pero si en el caso nuestro, Tiwanacu data de la era cristiana, ¿quiénes han podido determinar que el Año Nuevo Aimara o andino-amazónico celebra sus 5.520 años? ¿De dónde proviene semejante exactitud? No sabemos, por obvias razones, de registros escritos anteriores que lo certifiquen.

Todo es producto de una nueva intelectualidad boliviana – mejor dicho andina – nacida al calor de la fiebre indigenista impuesta por las circunstancias políticas imperantes. Es así que se está construyendo una nueva historia de Bolivia, de arriba a abajo, donde otro es el espíritu de la nación, otra su esencia, otros son los próceres, otros los ideales. Se trata sin duda de desmerecer la tradición hispánica-occidental de Bolivia y sustituirla por la cosmogonía andina y su evolución, que no deja de sorprendernos.

En medio de un país caótico, que está perdiendo el rumbo, que no sabe lo que quiere o que no acierta bien, estamos falsificando gran parte de nuestro pasado, sustituyendo valores, inventando personajes que convienen a la nueva corriente imperante, y que a la larga va a resultar engañosa. Suponemos que la historia tiene que ser seria, real, tiene que ser historia y no historieta. Para eso no es cosa de proponer una historia que guste a todos o una historia que desmerezca lo anterior para favorecer un presente que tiene un particular interés que además puede ser temporal.

Hay una historia que se está escribiendo desde las épocas de los bloqueos en el Chapare, el liderazgo cocalero de Evo Morales, el ascenso de S.E. al poder, y su muy criticada gestión de gobierno. Eso y lo que venga se escribirá. Se continuará haciendo historia. Lo que no se puede es inventar episodios pasados y tratar de hacerlos aceptar como ciertos. Nos tememos que mucho de aquello está sucediendo actualmente y mientras no haya alguien que nos pueda convencer con argumentos sólidos, fuera de “mesas” de coca y llamitas degolladas, que el jueves último hemos celebrado los 5.520 años de existencia del Año Nuevo andino-amazónico seguiremos insistiendo en el absurdo de un feriado falaz.

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