Una industria textil que precisa soluciones


 

Todo muestra que en economía no caben los parches ni los remiendos para superar situaciones críticas y son los hechos y las políticas constructivas los que determinan remedios para los conflictos, sean económicos o sociales. Este es el caso de la industria textil Enatex que ha pasado, hace bastante tiempo, a la administración gubernamental bajo el principio de que “al haber fracasado en manos del sector privado, el Gobierno está en posibilidades de reorganizarla y hacerla productiva”.

Lamentablemente, las buenas intenciones no se han cumplido y la empresa ya ha llegado inclusive a la conclusión de que “debe vender su producción a menos del costo” y esto implicaría que, por ejemplo, “por Bs. 100 se entrega producción valorada en el doble o triple”; pero como las necesidades “obligan a contar con liquidez”, se habría adoptado remedios tan extraños y hasta patéticos como el señalado.

Enatex es una empresa que alberga en su seno a más de 1.600 trabajadores, los que, en la situación difícil por la que atraviesa, habrían sido obligados a “vender la producción para contar con dinero y poder pagarles haberes devengados”. Este tampoco es el camino para reorganizar, remediar la situación de la empresa y quienes están a cargo de ella, saben que todos son paliativos y la adopción de “medidas sangrientas”, como se podría llamar a todo lo hecho hasta ahora, no remedia ninguna crisis y, por el contrario, empeora su situación y agranda sus problemas.

En determinado momento, se dijo que “la crisis podría ser remediada con la intervención de los mismos trabajadores”; pero no ocurrió así porque la misma deuda que sobrelleva la empresa es muy grande; consecuentemente, precisa de remedios prácticos, realistas, eficaces y eficientes que coadyuven a remediar los graves problemas existentes.

Lo primero sería establecer, mediante una auditoría general, cuál es la situación de activos y pasivos de la empresa; ver cuál es la situación de los trabajadores; establecer qué deudas tiene contraídas y que acreencias pueden ser recobradas; ver, además, qué impuestos y cargas sociales debe y cómo se puede enfrentar su pago. Hay, pues, muchos aspectos que la auditoría puede establecer y, de ahí, sacar conclusiones para encontrar los posibles remedios inmediatos.

Lo ideal en todo caso es que la empresa no cierre y no queden al aire los centenares de trabajadores. Corresponderá una fuerte inyección financiera acompañada de una planificación honesta y responsable para contar con una administración eficiente, eficaz y honesta en todo sentido. Por supuesto, los trabajadores tendrán que actuar de consuno con los remedios a aplicarse evitando exigencias e imposiciones que, bien se sabe, son imposibles de cumplir ni por parte del Gobierno ni del sector privado. Principios de elemental prudencia, previsión, honestidad y responsabilidad pueden ser cumplidos por todos y no dar lugar a la aplicación de remedios equivocados que sólo agraven su situación.

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