Devastación de bosques


 

Las autoridades respectivas poco o nada hacen para evitar la devastación de la riqueza forestal del norte del país, proceso en que se hallan involucrados los departamentos de Pando, La Paz y Santa Cruz. Esta destrucción de bosques tiene dos factores causantes.

El primero es ampliar los espacios agrícolas y el segundo el contrabando de madera. En buenas cuentas, no se justifica ya que se siga habilitando tierras de cultivos a costa de la deforestación. Al presente se dispone ya de suficientes espacios para la producción agrícola y ni siquiera se los aprovecha. Se han convertido en tierras ociosas, pues la deforestación no se detiene, en tanto que la producción agrícola mayormente no crece.

Entonces, queda como soberbio negocio la madera, que muy reducidamente es aprovechada en obras de construcción en La Paz y Santa Cruz, principalmente. El ingreso mayor se lo obtiene con el contrabando de madera.

Una información alarmante en este sentido ha sido registrada en estas páginas, en la edición de ayer. Se trata de apenas uno de los muchos casos que existen sobre la materia, pero sus detalles son rescatables para preocupar al sentimiento cívico de los bolivianos.

Sobre la base de un informe de la Autoridad de Bosques y Tierras (ABT), al menos 2,6 millones de metros cúbicos (m3) de madera de bosques se encuentran al presente en riesgo de perderse, mediante el contrabando al Perú.

El caso es más preocupante aún, pues el informe establece que esa enorme cantidad de madera es obtenida por contrabandistas peruanos que ingresan hasta 20 kilómetros en el interior del territorio nacional, para pretender extraer dicha cantidad de madera.

La denuncia ha sido formulada a la VIII Reunión de la Comisión Bilateral de Lucha Contra el Contrabando Bolivia-Perú, que se realizó la semana pasada en La Paz, por parte de dicha autoridad.

El jefe nacional de Control y Fiscalización de ABT, Marcelo Ruiz, declaró a EL DIARIO que “Estamos hablando de productos que están en la línea fronteriza, que cumplen una función ambiental y que, en este caso, se da también el delito de aprovechamiento ilegal de la riqueza forestal”.

Un testimonio de tal naturaleza demanda a las autoridades gubernamentales que tomen conocimiento pleno de los detalles del caso, pero, al mismo tiempo, adopten las medidas que el caso requiera para evitar este saqueo de madera del país.

Esta pueda ser la oportunidad más propicia para poner en marcha un programa completo de protección de la riqueza forestal del país, pero además de evitar que continúe la deforestación.

Esta vez no solamente porque se trata del patrimonio nacional, sino porque Bolivia tiene la responsabilidad internacional de cuidar la inmensa riqueza forestal que posee, porque recae sobre la responsabilidad de combatir la contaminación ambiental en el mundo, por contar con este valioso recurso natural.

Basta de tolerar que se siga depredando la extensa región oriental del país, tanto porque se trata de un bien que más bien debe ser atesorado, tanto por su valor forestal como por el servicio que presta a la humanidad contemporánea y futura, para atenuar los efectos de la contaminación ambiental, que no cesará de existir en el planeta Tierra.

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