OPINIÓN    

Sobre los“pacientes peregrinos”

Vladimir C. Calatayud Cáceres



El síndrome de Munchausen es un trastorno psiquiátrico registrado en el DSM-V como trastorno facticio. El doctor Asher nombró a esta enfermedad como síndrome de Münchhausen en 1951. Toma su nombre no de un investigador que la hubiera descubierto, sino del excéntrico Karl Friedrich Hieronymus, barón de Münchhausen (1720-1797), quien se hizo famoso por contar historias de aventuras fantásticas que nunca le habían sucedido, como haber bailado en el estómago de una ballena o haber viajado a la luna.

Se caracteriza por una obsesión permanente de ser asistido por personal médico. Dicha obsesión lleva al enfermo a deambular de hospital en hospital, muchas veces con nombre falso, para que se lo atienda una y otra vez. La Organización Mundial de la Salud denomina a las personas que lo padecen “pacientes peregrinos”. El caso más famoso es el del inglés William McIlroy (1906-1983), quien fue operado 400 veces y solo pasó seis meses de su vida sin internarse en una clínica.

“El estudio médico y quirúrgico de estos pacientes es costoso porque suele realizarse en régimen de ingreso hospitalario donde se les practica pruebas múltiples debido a la incoherencia de los síntomas referidos, lo que hace sospechar enfermedades raras y difíciles de diagnosticar. Con frecuencia, al ser descubiertos, desaparecen del hospital e ingresan en unos pocos días en otro con los mismos síntomas referidos u otros nuevos e igual de incongruentes. Cuando el paciente tiene formación médica (enfermera, auxiliar de enfermería, etc.), el juego del despiste suele ser más difícil, al referir síntomas congruentes con enfermedades conocidas”.

En las mujeres el síndrome es menos frecuente que en los hombres (de un 10 a un 25 %), pero se presenta en su mayoría en madres que manipulan a sus hijos, inventándoles enfermedades, para luego solicitar ayuda.

Síntomas. Los síntomas del niño no encajan en un cuadro clásico de enfermedad o no concuerdan entre sí; el niño mejora en el hospital, pero los síntomas reaparecen en el hogar. “En ocasiones la madre provoca los síntomas incluso dentro del hospital cuando se deja que acompañe al menor”; el progenitor es “exageradamente atento” o “demasiado servicial” y la madre o padre con frecuencia están involucrados en un campo de atención médica, como la enfermería.

Causas. El síndrome de Munchausen ocurre debido a problemas psicológicos del adulto y es generalmente un comportamiento que busca llamar la atención de los demás. Y puede ser potencialmente mortal para el niño implicado. Este trastorno casi siempre involucra a una madre que abusa de su hijo, buscándole atención médica innecesaria. Se trata de un síndrome raro y cuya causa es desconocida. “Es frecuente que estos pacientes presenten personalidad histriónica o límite. Suelen haber experimentado graves carencias afectivas en la infancia y, con frecuencia, malos tratos”, incide el doctor. “Con su conducta, obtiene los cuidados del personal médico (padres en su fantasía) que careció en su infancia y descarga su rabia sobre el menor (una identificación de su indefensión frente a sus progenitores maltratadores)”. La madre simula síntomas de enfermedad en su hijo, calentando el termómetro, dejando de alimentarlo, falsificando fiebres, administrándole secretamente fármacos que le produzcan vómito, etc., para que el niño aparente o en realidad resulte enfermo. Estos niños suelen ser hospitalizados por presentar grupos de síntomas que no encajan mucho en ninguna enfermedad conocida. Con frecuencia a los niños se les hace sufrir a través de exámenes, cirugías u otros procedimientos molestos e innecesarios.

Tratamiento. Reconocido el síndrome, es necesario proteger al niño y retirarlo del cuidado directo de la madre o padre, a quien se le debe ofrecer ayuda más que acusarlo. Dado que esta es una forma de maltrato infantil, se debe notificar del síndrome a las autoridades. Lo más probable es que se recomiende terapia psiquiátrica para el progenitor involucrado. Los niños pueden requerir atención médica para tratar las lesiones infringidas por su progenitora, al igual que atención psiquiátrica para hacer frente a la depresión, la ansiedad y otras afecciones que puedan ser provocadas por el maltrato infantil.

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